ener ideas conceptuales sorprendentes y premiadas es muy fácil. Espera. Fácil no es la palabra adecuada. Quería decir casi imposible. Por eso tenemos equipos en publicidad. A alguien se le ocurre una idea inteligente, y tú la mueves de un lado a otro hasta que es lo bastante brillante como para que 37 personas añadan sus nombres a los créditos. Pero la artesanía es una experiencia mucho más solitaria y aislante. Y pocas cosas pueden resultar más tortuosas para un escritor que el cursor guiñándole el ojo como un pervertido impaciente. Así que es comprensible que muchos escritores quieran apresurarse o hacerlo a medias o arreglarlo más tarde. Pero mucha gente va a leer ese escrito antes de que se arregle (si tienes suerte). Así que aquí van algunas reflexiones sobre el tema, escritas en trenes y retretes y en reuniones a las que debería haber prestado más atención. T