ANTE LA DESTRUCCIÓN PROGRESIVA DEL ECOSISTEMA NOTA DEL EDITOR ientras la adolescencia explotaba en mi universo interior y se manifestaba en mi cuerpo con todos sus encantos e inconvenientes, entré por primera vez al intrincado mundo de Julio Cortázar. Lo hice a través de un cuento, Casa tomada, y desde entonces, con vaivenes, la literatura formó parte gravitante de mi vida. Más allá de todas las interpretaciones sobre ese magistral cuento, mi reflexión giró en torno a que si en la vida cedemos o nos escondemos inevitablemente dejamos de ser lo que deseamos ser. Todos nos planteamos como objetivo llegar a un lugar en el que queremos permanecer y la única forma de lograrlo es “pelear” por alcanzar ese sueño y luego por no ceder esa ubicación de privilegio. M Jorge Raúl Martínez Moschini Director de Adlatina