n conejo blanco atraviesa los campos bajo el apuro de las agujas que marca su reloj. “Llego tarde… Llego tarde”, dice por toda explicación. Hipnotizada por una curiosidad que la excede, sumada al aburrimiento de un libro sin dibujos, Alicia lo persigue hasta caer en un pozo que la lleva a otra dimensión, una suerte de universo paralelo donde una pócima la vuelve más pequeña en tamaño e interactúa con diversos personajes que ponen en juego la noción del tiempo, la locura y el sinsentido. El cuento de Lewis Carrol, Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas data de 1865. Seis años más tarde, Alicia descubría lo que pasaba del otro lado del espejo. En la actualidad, la pantalla que se pretende traspasar es la del celular. Porque tener la mirada puesta constantemente en él ya no es suficiente. La ciencia ficción abunda en ejemplos de mundos paralelos y realidades distópicas. Incluso, al novelista Neal Stephenson le debemos el actualmente famoso término “metaverso”, mencionado por primera vez en su obra Snow Crash, para definir una combinación de existencia digital y física. Otros títulos van desde Matrix (Hermanas Wachowski, 1999), una saga donde la acción se divide entre la realidad y el mundo virtual; U Al novelista Neal Stephenson le debemos el actualmente famoso término “metaverso”, mencionado por primera vez en su obra Snow Crash, en 1992.