n 2008, el spot creado y dirigido por Juan Cabral para Cadbury, Gorilla, rompió todos los esquemas de la premiación de Film, en Cannes Lions, y se llevó el ansiado Grand Prix de la categoría. Cualquier otra persona hubiera reaccionado como, de hecho, todos hacen: salir por la puerta grande, y ver cómo en cada escalón de la alfombra roja, los medios se solapan para tener ese valioso quote del ganador del momento. Pero ese año, Cabral se iba del Palais por la puerta del costado, secundado por sus compañeros de Fallon, lejos de las cámaras, los grabadores y las preguntas interminables. Para algunos será parquedad; para otros, simplemente timidez. De lo que no hay duda es de que el creativo argentino devenido en director (o, acaso, como él dice, siempre lo fue) tiene una sensibilidad distinta. E