undada por René Ramillon y Andrè Vincent, en 1952, su nom-bre es una abreviatura del lugar de origen que la vio nacer: Monestier-de-Clermont, un pueblo de montaña en Francia. Su leit motiv era la creación de prendas para paliar el frío, con alta resistencia y protección. Con el tiempo, la estética, el esti-lo, el diseño y su funcionalidad se convirtieron en categorías intrínsecas a la marca. A solo dos años de la fundación de la empresa apareció la primera colaboración, de la mano del alpinista Lionel Terray, dando lugar a la colección “Moncler por Lionel Terray”. De esta manera, las plumas de Moncler equiparon la expedición italiana al K2, que culminó con la conquista de la segunda cumbre más alta del mundo por parte de Achille Compagnoni y Lino Lacede-lli. Un año más tarde, equiparon la expedición en el Makalù. F