Por Natalia V. Biscione
Secretaria de redacción de Adlatina Magazine
Madres que se quedan en casa para cuidar a sus hijos enfermos, hombres que ayudan con las tareas del hogar o que se encargan de decidir y resolver todo, división del trabajo por género, juguetes diferenciados para nenes y nenas, figura del varón como emprendedor exitoso, mensajes en los que el fútbol es solo cosa de machos son solo algunos de los sesgos que hoy por hoy están presentes en las publicidades diarias de muchas marcas.
Tomar conciencia sobre la importancia de romper ese círculo vicioso y comunicar con perspectiva de género adquiere una relevancia crucial para los tiempos que corren. Más aún si, retomando las ideas expuestas en notas anteriores, entendemos a la publicidad, en el más amplio sentido de la palabra, como reproductora pero también productora de estereotipos y mensajes sesgados, que no hacen más que remarcar y perpetuar la desigualdad.
En este marco, y como parte del trabajo que la entidad viene llevando a cabo sobre la problemática de la igualdad de género, el Consejo Publicitario Argentino organizó la segunda edición del encuentro virtual “Estereotipos, el fin de una época”. En esta oportunidad, la reflexión giró en torno al concepto de las nuevas masculinidades.
“Estamos en un nuevo tiempo y es muy positivo repensarnos como varones en relación a nuestros privilegios”, expresó Mariano Pasik, CEO de Liebre Amotinada y presidente del CPA.
“Creemos que una comunicación sin estereotipos de género debe considerar también una nueva mirada sobre la masculinidad y los roles tradicionalmente asociados a los varones”, dijo, por su parte, Victoria Cole, CEO de Wunderman Thompson Argentina y directora de la comisión Género del CPA.
Asimismo, instó a un mayor compromiso de parte de anunciantes, medios y agencias para erradicar los estereotipos de género en la comunicación. Y recordó los nueve compromisos definidos en conjunto:
1-No perpetuar los roles tradicionales de género.
2-No atribuir a mujeres ni varones cualidades y comportamientos estereotipados bajo el pretexto de que es lo natural.
3-No hipersexualizar o cosificar a las mujeres y niñas.
4-No asociar el éxito o la felicidad a una determinada apariencia física.
5-No mostrar o sugerir a las mujeres y niñas en posición de inferioridad o dependencia.
6-No promover mensajes que, de forma explícita o implícita, limiten o condicionen las oportunidades y ambiciones de las mujeres y niñas.
7-No excluir o discriminar a través del lenguaje.
8-No justificar o legitimar violencia machista en todas sus formas a través de recursos como el humor o la ironía.
9-No discriminar ni invisibilizar la diversidad de identidades de género.
COMUNICAR PARA TRANSFORMAR
Victoria Vaccaro, especialista en género de Iniciativa Spotlight Argentina, hizo hincapié en la importancia de un plan de prevención de la violencia para lograr la reducción de femicidios. Al respecto, explicó la necesidad de romper con la discriminación y la desigualdad que se da con los privilegios que se naturalizan, perpetuando los estereotipos y atentando contra la igualdad de género.
En este marco, es esencial la educación sexual integral como transformadora contra la violencia hacia mujeres y niñas, y la comunicación como herramienta para lograr la transformación.
ANALIZAR DE MANERA CRÍTICA LA MASCULINIDAD
“Los feminismos son una oportunidad histórica para los varones”, sostuvo Luciano Fabbri, integrante del Instituto de masculinidades y Cambio Social.
Doctor en Ciencias Sociales (UBA) y licenciado en Ciencia Política (UNR), Fabbri es coordinador del área de Género y Sexualidades del Rectorado UNR, así como profesor universitario e integrante del Centro de Investigaciones Feministas y Estudios de Género (Cifeg).
La noción de género es una construcción social y cultural. Judith Butler nombra al género como “un estilo de vivir el cuerpo en el mundo”. En ese contexto, insta a “multiplicar los géneros para que el modelo vigente deje de ser hegemónico”.
En su disertación, Fabbri puso en discusión el concepto de masculinidad y alegó que si se está buscando algo nuevo es porque hay algo en ese concepto que debe cambiar.
La masculinidad que hoy se concibe como natural, biológica, genética tiene que ver con el varón con pene y testículos, sin tener en cuenta cómo la persona se siente o percibe.
“La masculinidad funciona como una norma a la que debemos aproximarnos para ser dignos merecedores del reconocimiento de masculinidad. Se trata de una ficción reguladora y disciplinadora de varones ante varones. Nos lleva a actuar y reprimir para obtener un reconocimiento de nuestros pares. Para encajar”, sostuvo el licenciado.
Asimismo, hizo hincapié en que las nuevas masculinidades no son un producto sino una conversación indispensable.
“Una época sin estereotipos de género va a ser una época que sea postpatriarcal y para eso tenemos muchísima tarea por delante”, dijo. Y destacó la necesidad de “generar espacios para que las nuevas masculinidades puedan soltar mandatos y privilegios sin sentir la amenaza de las feminidades”.
En este sentido, se refirió a la importancia de la caída del patriarcado sin mandatos de género ni estereotipos.
RECONOCER LOS PRIVILEGIOS
Realizador audiovisual, Andrés Arbit es cocreador (junto a Gustavo Gersberg y Lucía Rodríguez) de Privilegiados, una agrupación que busca reflexionar sobre los comportamientos patriarcales y machistas de los varones para transformarlos.
El primer paso, explicó Arbit, es reconocerse como privilegiados y hacerse cargo de ello. Asimismo, entender que detrás de estas formas naturalizadas hay una estructura de pensamiento: el patriarcado, que tiene al hombre como símbolo opresor.
“Privilegiados surge gracias al auge del movimiento de mujeres que en los últimos años viene despertando varones. Agradecidos y siguiendo sus palabras empezamos el difícil proceso de repensarnos y desarmarnos. Y en eso estamos”, reza el lema de la agrupación.
En este marco, Arbit hizo hincapié en el rol de los hombres dentro del feminismo y la importancia de trabajar la masculinidad: “Nuestro público es 70% mujeres. Nuestro contenido llega a hombres gracias a las mujeres. Una de las bases para trabajar esto es no pedirles a las mujeres que nos eduquen sobre feminismos y perspectiva de género”.
Por otro lado, recalcó que este trabajo va más allá del contenido, tiene un fuerte aspecto personal. “No podemos empezar a pedirle el cambio a los comerciales. Primero la transformación tiene que atravesarnos como varones para cambiar la narrativa del guion. La transformación sobre el contenido tiene que ser personal, honesta y colectiva”, dijo.
Al fin y al cabo, no se trata de diversificar el género sino de romper con los estereotipos de género. No solo cuestionarlos, sino democratizar y romper las relaciones de poder, renunciar a los privilegios. Que las nuevas masculinidades no sean nuevos estereotipos ni un producto en venta.
Al revés de lo que ocurre actualmente, la prevención de la violencia debería enfocarse en qué deben hacer los hombres para dejar de ejercerla y no en cómo tienen que comportarse las mujeres para no sufrirla.