En 2020, Michelle Solano es una de las Women to Watch México. Lideró la marca Estée Lauder en México durante los últimos cuatro años y la llevó a la posición número uno en el mercado de prestigio para el cuidado de la piel.
—¿Qué significa para usted estar entre las Women to Watch de México en 2020? ¿Qué valor tienen este tipo de reconocimientos?
—Haber sido elegida Woman to Watches un verdadero honor, porque es un reconocimiento a mi trayectoria profesional de veinte años y, además, es muy satisfactorio poder compartir esta distinción con otras mujeres que son sumamente exitosas. Reconocimientos así me enorgullecen muchísimo y me impulsan a ser cada día mejor. Ser una Woman to Watch es también una gran responsabilidad, puesto que te conviertes en un referente para otras mujeres y esa es la parte más importante, que puedas inspirar y motivar a otras personas a que sean cada día mejores y mostrar que con tenacidad, entereza y trabajo constante puedes lograr las metas que te propongas. Personalmente ha sido muy gratificante recibir este reconocimiento, no sólo porque es prueba de que he tomado las decisiones correctas, sino porque también me ha dado la oportunidad de reconectar con muchas personas que han sido parte de mi vida profesional a lo largo de los años y conocer a otras personas de gran valía. El balance es más que positivo.
—¿Cómo es el vínculo de las marcas que usted tiene a cargo con sus consumidoras? ¿Ha mutado en este último tiempo? ¿Cómo se adaptan las marcas a estos tiempos de mayor personalización?
—Tengo la fortuna de trabajar en la industria de la belleza y poder ofrecer a los consumidores la oportunidad de verse y sentirse mejor con ellos mismos día a día no tiene precio. Puede parecer simplista o incluso banal, pero usar un producto para que la piel luzca mejor, o maquillarte para salir de casa todos los días o para un evento especial y verte sensacional, o seleccionar una fragancia que se convierte en tu sello personal son esas pequeñas cosas que cambian tu día para mejorarlo. Los consumidores conectan fuertemente con las marcas que les brindan herramientas que mejoran su vida diaria, que los entienden y los hacen sentir especiales. Por eso es fundamental estar en contacto permanente con los consumidores y entender lo que buscan y necesitan, o detectar esas necesidades que aún no saben que tienen y ofrecerles alternativas de solución. Lo importante de la industria de la belleza es adaptarse al entorno cambiante, a las nuevas tendencias que surgen, y poder ofrecerles a los consumidores diversas alternativas que les permitan sentirse únicos e irrepetibles, con trajes a la medida que cubran sus necesidades al máximo.
—¿Cómo es la mujer mexicana en relación a las fragancias? ¿Qué preferencia tiene? ¿Qué productos son los más demandados?
—Para las mujeres mexicanas, la fragancia es un elemento muy importante en su guardarropa: es el aliado perfecto que las va a hacer sentirse diferentes a las demás. Su fragancia se convierte en su sello distintivo. Los aromas evocan memorias, recuerdos, lugares, situaciones, y justamente con nuestra fragancia queremos que la gente nos recuerde. Las mujeres tenemos fragancias para diferentes ocasiones: para el día a día o para un evento especial, e incluso podemos hacer la selección de la fragancia a usar dependiendo del estado de ánimo que tengamos, ya que las fragancias nos ayudan a sentirnos mejor. Eso es lo que hace divertida esta categoría, poder seleccionar varias fragancias que jugarán un rol diferente en nuestro día. En México, el mercado de fragancias es muy grande. Las más buscadas en general son de diseñador, aunque recientemente las fragancias de nicho han crecido rápidamente, ya que los consumidores buscan cada vez más la personalización. En cuanto a aromas, las mexicanas preferimos fragancias con notas frutales y florales, seguidas por las cítricas.
—¿Qué características y aptitudes debe tener hoy un director ejecutivo?
—Tiene que ser una persona muy flexible y abierta al cambio, y entender lo mejor posible lo que sucede en un entorno cada vez más competitivo y variable, para poder adaptarse al él lo mejor posible. Debe aprender y desaprender todos los días. Necesita ser una persona sumamente empática con su gente y entender cuáles son las habilidades de cada miembro de su equipo para motivarlos y sacar lo mejor de cada uno, para lograr los objetivos planteados. Tiene que ser un excelente líder para que pueda llevar a su equipo hacia donde lo quiera llevar; que pueda compartir su visión de forma clara; ser estratégico para definir las acciones que deben tomar él y su equipo; y también muy abierto a las propuestas de los demás, sobre todo de las nuevas generaciones, que están entrando al mercado laboral y que tienen una formación e ideas completamente diferentes a las de nosotros. Para mí, la característica más importante de un director ejecutivo es la parte humana: que sea una persona que genuinamente entienda a su equipo y ponga por delante al ser humano antes que al negocio. Debe ser una persona con altos valores que se convierta en el modelo a seguir y que inspire a su equipo en todo momento. Esto genera un alto compromiso entre los miembros del equipo que es muy difícil romper. Si el equipo está bien, si se sienten contentos con su trabajo, si se sienten valorados y motivados para dar los mejor de sí mismos, los resultados van a ser excepcionales, aún en tiempos difíciles.
—¿Qué le gusta de su trabajo? ¿Tuvo algún mentor o algún momento crucial que hayan determinado su camino profesional?
—Lo que más me gusta de mi trabajo es que puedo hacer lo que me gusta hacer, que es compartir mi tiempo con la gente y poder tocar vidas todos los días. Poder ayudarlos a ser mejores, a resolver algún problema que se presenta en el trabajo, a sacar de ellos lo mejor de sí mismos; tener metas compartidas y llegar a los resultados en conjunto, para mí es lo más apasionante y gratificante de mi trabajo. A lo largo de mi vida he tenido mentores que llegaron a ayudarme para tomar decisiones importantes y tener mejores posiciones, pero no solamente en un tema de crecimiento organizacional, sino en mi crecimiento profesional y personal. Me ayudaron a definir qué quería hacer en el futuro, me retaron a dar más de lo que yo daba en un momento dado e hicieron que mi camino profesional tuviera cambios importantes y me permitiera crecer y llegar a donde estoy hoy.