―¿Qué representa haber sido galardonados en los Small Agency Awards por el trabajo para Burger King? ¿Qué implicancias y responsabilidades supone ganar un premio así?
―Gustavo Lauría: Todos sabemos lo importante que es Ad Age para nuestra industria. Sumado a eso, este premio tiene algo especial, porque competíamos con todas las mejores small agencies de los Estados Unidos. Lo cual no es poco, porque las agencias “pequeñas” ―algunas tienen 150 empleados― usualmente generan el trabajo más fresco e innovador. Somos las que tenemos más cintura, y de alguna forma estamos en el lugar de traer a la mesa lo que las grandes a veces no pueden. Así es cómo salen ideas como Traffic Jam Whopper, que resume muy bien una gran parte de lo que nos gusta hacer en la agencia: ideas que no son premiadas sólo por su poder creativo, sino también porque generan resultados en ventas y hasta, en este caso, nuevas plataformas de negocio para los clientes.
―¿Cómo es la relación con la multipremiada marca?
―GL: Somos agency of record de Burger King México: manejamos la marca, promociones, digital y social, y también trabajamos en algunos proyectos globales. En lo personal, trabajo muy de cerca con el equipo de México y me whatsappeo más con Machado y Pascoa que con mi familia.
—¿Cuál es el presente de la agencia?
―Marco Vega: Aunque la sede de la agencia está en Nueva York, la realidad es que hoy tenemos gente en Miami, Houston, México y la Argentina. We Believers se sigue consolidando más como un jugador con soluciones panregionales para clientes en los Estados Unidos y Latinoamérica, e incluso estamos en conversaciones con un par de marcas en Europa. Más y más clientes nos están buscando para hacer lo que las agencias de los holdings claramente no pueden realizar. Ideas innovadoras que construyen marca con experiencias y activaciones memorables, tanto para gente que participa de ellas como para aquellos otros consumidores que las ven como contenido auténtico y honesto de parte de marcas con las que se quieren relacionar. Pasaron cinco años desde que abrimos nuestras puertas y cuando mostramos el trabajo a clientes potenciales nos pasa que no necesitamos hacerlo, porque el 80% de nuestro reel lo han compartido internamente como best practices, por ejemplo Edible Six Pack Rings, Volvo Survivors o Traffic Jam Whopper, entre otros. Hay consistencia en nuestro trabajo cuando uno mira hacia atrás.
—¿Cómo se percibe a las agencias abocadas al mercado hispano en los Estados Unidos?
―MV: Han sido años difíciles para la industria, con la confusión que generó el llamado total market approach. Linda teoría, pero desde mi punto de vista con resultados catastróficos. Fue un pésimo brief para las agencias. Les dio licencia a muchos clientes y agencias del general market a simplificar el proceso estratégico y creativo y justificar menor inversión y compromiso con el consumidor hispano argumentando campañas y estrategias incluyentes. Los próximos cinco años van a cambiar las cosas: son más y más los clientes que se están dando cuenta del error. Están dejando sobre la mesa el crecimiento de su marca al no abordar proactivamente al grupo de consumidores que significan el 30% o 50% de sus ventas en los próximos treinta años. Nosotros ejercemos como agencia hispana para algunos clientes, pero no nos hemos encasillado exclusivamente en la multiculturalidad como diferenciador para la agencia desde nuestro origen. Y ha sido el movimiento correcto para ser una agencia independiente panregional.
—¿Dónde cree que se debe poner el foco en la industria?
―GL: Fernando Machado siempre dice: ‘Be afraid. Be very afraid. But do it anyway’. Él es de los que entienden que las marcas se construyen alrededor de las ideas que la gente quiera frenarse a ver, prestarles atención y compartir como propias. Es la base de lo que debería lograr la publicidad, pero pocas veces se logra. Porque para muchos clientes, en especial en los Estados Unidos, el miedo a poner en peligro el trabajo que paga su mortgage y la futura universidad de sus hijos es mucho más grande que las ideas que los creativos intentan venderles. Yo soy de los que piensan que no importa cuál es el cliente, siempre existe una gran idea que puede aprobar. Por eso nuestro foco tiene que generar algo que entusiasme tanto a los clientes como para no tener miedo ni por un segundo. Ideas tan simples y memorables que cualquier CMO pueda darse cuenta de que van a dar que hablar. Creando productos, plataformas de negocio, tecnologías o simplemente piezas de comunicación que tengan algo nuevo, fresco y diferente, que no sólo empujen a las personas a consumir, sino que además las convierta en creyentes de una marca.