—¿Cómo es el trabajo de Grey Latinoamérica desde que comenzó la pandemia?
—La reacción de la industria ha sido muy buena. No la imaginábamos y tampoco la veíamos venir. Yo me siento entusiasta de la reacción de la agencia. Es cierto que es un negocio muy juvenil, porque acá en México tenemos empleados de 40 años para abajo, y esto ayuda mucho porque es una generación que tiene una capacidad sensacional de adaptación al cambio y una adopción de la tecnología claramente superior a la de mi generación ―ya que son nativos digitales―: creo que han podido y han sabido adaptarse de una manera muy rápida. Debemos estar muy contentos y agradecidos con tener un grupo humano tan resistente y valioso, con mucha capacidad de levantarse las mangas y decir: “Lo que antes hacía de una manera, ahora lo voy a hacer de otra”. Yo estoy tratando de ver el lado positivo de todo esto. Se han acelerado de una manera brutal y contundente algunos cambios que se estaban dando, pero que quizás hubieran tardado mucho más. Creo que finalmente ahí sí veo la capacidad de una industria que está acostumbrada a los cambios rápidos, que es flexible, porque es un don y una capacidad que nosotros tenemos y hemos aprendido para sobrevivir. Hay mucho de Latinoamérica en eso también. Nuestras economías y sociedades nos han quitado muchas cosas, pero también nos han dado esta flexibilidad.
—¿Qué opina la agencia sobre el trabajo desde casa?
—No tener que ir a la oficina todos los días me ha dado un cierto nivel de perspectiva, de poder ver las cosas a la distancia. Me permitió distinguir lo que verdaderamente vale en la vida y en el trabajo y lo que es pérdida de tiempo o ineficiencia. Para una persona de mi nivel y mi edad en la compañía ha sido muy bueno. A nadie le gusta estar encerrado en casa por tanto tiempo, pero uno redescubre cosas. El tema del work from home también lo he visto de manera positiva. Sí veo, a futuro, un formato mixto. Como industria tenemos muchas virtudes, pero también muchos defectos: uno de ellos es mirarnos demasiado el ombligo. Aunque eso es lo de menos: el problema grande que veo es que quienes trabajamos en la industria tendemos a estar dentro de una campana de vidrio y a analizar a los consumidores con data, cuando la gran realidad es que somos seres humanos hablando con seres humanos y mostrando facetas de marcas que son humanas. Entonces, la necesidad forzada de no ir a esta campana de vidrio genera valor, porque no tenemos la necesidad de hablar todo el día con gente que habla tu mismo idioma y no otro, ni de mirarnos tanto el ombligo. Esta situación hizo que conociéramos realidades humanas y no de papel.
—Con respecto a los clientes, ¿cómo fue y es la relación con ellos en relación a salir a comunicar o guardar silencio, según el caso?
—Hemos tenido clientes que la han tenido muy difícil, porque han tenido que cerrar. Y hemos tenido clientes a los que les fue muy bien y han tenido la suerte de crecer. Hay sectores a los que la pandemia ayudó, o por lo menos no golpeó. En una situación de crisis hay que caminar hacia adelante o, en algunos casos correr: no hay que quedarse parado porque vas muerto. Grey Latinoamérica ha tenido una oportunidad de crecimiento brutal y esto se debe al hambre, a la necesidad de salir afuera (virtualmente), de tocar la puerta, de ser proactivos y de jugársela.
—¿Cómo redefine Grey en Latinoamérica sus estrategias para poder avanzar?
—Hay que tener un poco de paciencia, porque hemos empezado a hablar de pospandemia desde hace un mes. Si bien eso es negativo, porque fantaseábamos con volver a la oficina en julio y ahora no sabemos si lo haremos a fin de año. Yo creo que lo que hay que hacer es planificar el futuro, que tiene que ver con varios puntos. En primer lugar, una sana reducción de costos, que no tiene que ver con el personal, sino con lo que está alrededor, comenzando por las oficinas, ya que no se necesitan espacios tan grandes. El work from home es una realidad y hoy en día te podés mover con un espacio fijo relativamente más chico del que tenías, con la posibilidad de darle a la gente una vida más equilibrada y, por último, brindarle la oportunidad de rendir más en el trabajo. Es una realidad que estamos preparando en más de un país. En términos generales, sin dudas, la pandemia nos permite entender dónde está el verdadero valor. Otro aspecto importante es moverse en una esfera virtual, así como también saber desenvolverse en el ámbito físico.
—¿En qué se destaca Grey con respecto a las demás agencias?
—En primer lugar, somos una familia y eso incrementa el valor de la contribución personal y de equipo. El valor humano tiene un efecto más poderoso que la tecnología, los procesos o la organización. Por otro lado, no hacemos diferencia entre creativos, gente de negocio y planificadores, y aunque esto parece algo que ya se ha dicho, lo quiero subrayar. Cada uno tiene su rol, por supuesto, peroyo , por ejemplo, con Diego Medvedocky tengo una relación de hermandad en el trabajo que nos hace ver las cosas de una manera muy similar. Este es un negocio que tiene tres almas: estratégica, de negocio y creativa. En cada agencia estas tres almas están conectadas unas con otras. Cada uno hace lo suyo, pero con una interconectividad que yo he encontrado de forma mayor con respecto a otros lugares en los que he estado. Juntos se sale más fácil y mejor de las circunstancias.