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ESPACIO GIECI – LA COMUNICACIÓN CORPORATIVA

El diseño no es un arte decorativo

Joan Costa, comunicólogo, consultor, escritor y adelantado de la moderna comunicación corporativa, ampliamente conocido por los lectores de adlatina.com, nos hizo llegar estas reflexiones. Autor de libros imprescindibles para los DirCom’s, DirCom online, La imagen de marca y, entre otros, La imagen corporativa en el siglo XXI, forma parte del elenco fundador del Grupo Iberoamericano de Estudios de

El diseño no es un arte decorativo
Los conceptos de “arte decorativo” y “arte aplicado” son en sí mismos aberrantes, sostiene Costa en esta entrega.

Por Joan Costa

La colección permanente del Museo de las Artes Decorativas, perteneciente al Museo del Louvre, de París, ahora con el entorno y el espacio remozado magníficamente, considera el diseño industrial y gráfico no como lo que son, sino como objetos de “arte decorativo”. Es decir que el diseño, según la mala fama que ya padece y aquí se confirma, sirve para decorar, adornar, embellecer, reforzando la vieja fórmula que definía el diseño industrial como “estética industrial” -lo que antaño mereció las airadas protestas del ramo en el mismo París-. Los diseñadores seríamos, pues, decoradores, ornamentadores, adornistas o estilistas cuya misión debería ser “que el mundo sea bonito”.

Es muy loable que se haya dedicado al cartel un célebre museo, por cierto excelente: el Musée de l’Affiche, que aprovecho para recomendártelo; y está bien que se dediquen otros a la Moda, a la Publicidad y a lo que se quiera. Pero que las cosas se presenten como lo que son. No como “arte decorativo”. Porque su esencia no es el arte, ni su función la decoración.

“En las salas -continua la noticia- se rinde homenaje a través de su obra, a célebres ebanistas, orfebres, ceramistas, artistas del vidrio, como Boulle, Sevres, Ambusson, Guinard, Perriand, Le Corbusier y Philippe Stark”. ¡Por favor! Le Corbusier era un artista (basta ver sus dibujos y pinturas) y un gran arquitecto, no un decorador de objetos. Stark, diseñador industrial tan aficionado a la autopublicidad, puede que se sienta feliz de estar ahí -a lo que por supuesto no hay nada que objetar-.

“La nueva propuesta -informa la prensa- cuenta con una prodigiosa biblioteca, organizada en torno a la colección Maciet de grabados y fotografías, con más de 160.000 obras sobre moda, grafismo, diseño, historia del arte y jardinería”. ¿Por qué no, puestos en este plan, las fallas valencianas, las fiestas de San Fermín, Disneylandia y las procesiones de Semana Santa? Puro kitsch.

En serio. Los conceptos de “arte decorativo” y “arte aplicado” son en sí mismos aberrantes. El arte no tiene por objeto decorar, embellecer ni producir estéticas de consumo (habría que releer la Introducción a la estética, de Hegel).[1] Y el hecho de que diseñadores, grafistas, ceramistas o jardineros copien sus formas, no es un acto mágico que convierte las cosas que no son arte en arte. Ni siquiera les otorga el estatuto de “artísticos”. Lo artístico sólo pertenece al Arte: las artes del espacio y las artes del tiempo.

Algunos, sin duda, se pondrían contentos al ver su obra en el Museo parisino, “dignificada” por el aura del arte (aunque sea sólo “decorativo”): fabricantes de tejidos, de alfombras, cocineros o agencias de publicidad. Personalmente, no me gustaría que mis trabajos de diseño gráfico merecieran este honor (?) de ser tratados como objetos “artístico-decorativos”. Sencillamente, porque no lo son. Sí me gustaría que estuvieran en un Espacio de la Cultura Gráfica, si algún día existiera.

Si eres profesional del diseño, prueba de ofrecer tus servicios a los clientes explicándoles que tus trabajos tienen un gran valor “artístico-decorativo” como para estar en un Museo de Artes Decorativas. Los más probable es que te diga: “No gracias, lo que necesito es diseño”.

 

 

www.lesartsdecoratifs.fr

 

(1) Península, Barcelona 1979.


 

Redacción Adlatina

por Redacción Adlatina

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