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COLUMNA ESPECIAL

Antes y después: cómo la nueva versión de ChatGPT cambia el juego para marcas y agencias

El fundador y CEO de Plug Collective, Juan Korman, se refiere al impacto de los cambios de ChatGPT en el día a día de agencias, marcas y equipos creativos.

Antes y después: cómo la nueva versión de ChatGPT cambia el juego para marcas y agencias
Juan Korman: "Por ahora, no hay una herramienta mágica que lo haga todo. Los mejores resultados suelen aparecer cuando combinamos varias".

Por Juan Korman, founder y CEO de Plug Collective

Algo importante acaba de pasar en el mundo de la creatividad y el marketing: ChatGPT, la herramienta de inteligencia artificial de OpenAI, ahora tiene su propio modelo nativo para generar imágenes. Puede sonar técnico, pero la diferencia se nota —y mucho— en el día a día de agencias, marcas y equipos creativos.

Hasta hace poco, cuando usábamos ChatGPT para crear imágenes, en realidad estaba usando DALL·E, otro modelo de OpenAI. Funcionaba bien, pero tenía sus limitaciones. Ahora, con esta actualización, la generación de imágenes está 100% integrada al modelo de ChatGPT, y eso mejora la calidad, la velocidad y, sobre todo, la coherencia de los resultados.

¿Qué cambia con esto? Básicamente, se simplifica muchísimo el proceso creativo. Podemos ir desde una idea hasta un primer boceto visual sin salir de la misma herramienta. Para quienes trabajamos en marketing o diseño, eso significa menos tiempo de ejecución y más libertad para probar cosas nuevas.

Ahora bien, también hay límites —y en algunos casos, eso está bien. Por ejemplo, notamos que el modelo tiene dificultades para recrear personas reales o incluso al propio usuario que lo está utilizando. Pero eso no es una falla técnica: es una decisión ética. OpenAI limita intencionalmente ese tipo de usos para evitar conflictos vinculados a la identidad, el consentimiento y los deepfakes. Es como lo que hacen las automotrices cuando limitan electrónicamente la velocidad de sus autos: no es que el vehículo no pueda ir más rápido, simplemente es una medida de responsabilidad. Y, personalmente, me parece correcto. Son decisiones necesarias en un momento donde la tecnología corre más rápido que las regulaciones.

Por otro lado, algo que se mantiene como clave es saber qué pedir. El prompting —es decir, cómo le damos instrucciones a la IA— sigue siendo fundamental. Cuanto más claros y específicos seamos, mejores son los resultados. Por ejemplo, si le damos un código de color exacto, lo respeta al pie de la letra. Si sumamos una imagen de referencia, mejor, pero el texto descriptivo sigue teniendo un peso enorme en el resultado final.

Como pasa con todas las tecnologías nuevas, al principio hay mucho hype, después aparecen las limitaciones, y con el tiempo llegan las mejoras. Lo vivimos con Google, con las redes, y ahora con la IA. La diferencia es que todo está pasando mucho más rápido. Y eso también implica que tenemos que aprender y desaprender constantemente.

Por ahora, no hay una herramienta mágica que lo haga todo. Los mejores resultados suelen aparecer cuando combinamos varias. Por ejemplo, podemos usar ChatGPT para generar textos e imágenes, y después pasar a Sora (otro producto de OpenAI) para animar esos conceptos en video. Y probablemente, muy pronto, tengamos plataformas que integren todo eso en un solo flujo.

Redacción Adlatina

por Redacción Adlatina

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