Considerado como uno de los diseñadores más importantes por su vestimenta denominada de sport-lujo, Michael Kors, logra combinar a la perfección la práctica americana con el glamour europeo. Como el mismo confesó en una ocasión, su “objetivo es aunar el confort de EE UU con el lujo de Europa”.
Este año, el mundo de la moda vio en las pasarelas de Nueva York la vuelta a la vida de las mujeres de Hitchcock por obra y gracia de Kors. El estilo de Tippi Hedren en Los pájaros o el candor de Grace Kelly de Crimen perfecto o La ventana indiscreta fueron la inspiración de los modelos presentados por el diseñador estadounidense para este otoño-invierno. Siluetas lápiz o siluetas en x fueron solo algunos ejemplos. Los diseños del neoyorquino para esta temporada responden a un claro objetivo: “Hacer sentir sexy y glamorosas a las mujeres, como una princesa en una isla del Mediterráneo”, decía un artículo de un medio especializado de moda.
Y para la temporada primavera-verano una invasión de colores pastel, flores -enormes o en tejido Liberty-, botones dorados en trajes sastre masculinos, fueron algunas de las notas dominantes de un desfile que presentó, una temporada más, los tics estilísticos de la clase alta estadounidense, que reparte su tiempo entre Palm Beach y Aspen.
Kors es el estandarte más joven del estilo americano más clásico, el que inventaron y exportaron Ralph Lauren y Carolina Herrera. Nada de minimalismo, fuera experimentos -salvo algún juego de volúmenes en trajes de noche negros- y fidelidad a los principios del ready to wear que viste a una mujer madura y elegante de la mañana a la noche, pasando por la piscina.
Un joven prodigio
Nacido en el último año de la década de los 50, Kors es natural de Long Island. Pronto descubrió que el lugar donde podía aunar una pasión y un trabajo para el que se sentía dotado era la moda.
Con sólo 19 años, comenzó a diseñar prendas para la boutique Lothar's de Nueva York. Estas causaron una gran sensación entre el público y, quizás más importante, entre la prensa, que se rindió a los tributos del joven Kors.
Este diseñador, cuyo nombre real es Karl Anderson Jr. (Kors es su apellido materno), estudiaba en el Fashion Institute of Technology de Nueva York y ya era un nombre codiciado por las mejores tiendas de su Nueva York natal. El tan necesitado impulso de la prensa había terminado de hacer el resto y, en 1981, creó la marca Michael Kors. Ninguno de los grandes almacenes del lujo neoyorquino se resistió al encanto de Kors: de Bergdorf Goodman a Saks Fifth Avenue, pasando por Neiman Marcus, todos vendían sus diseños.
Con la marca Michael Kors nació un estilo, algo así como el “sport de lujo”. Aunando a la perfección el confort de la funcionalidad norteamericana con la idea de una Europa lujosa vista desde el otro lado del Atlántico.
Un romance fugaz pero brillante
Kors es más conocido en Europa a raíz de su idilio con Céline, la casa francesa fundada por Céline Vipiana. La unión de ambos comienza en 1997 cuando el neoyorquino es nombrado el primer diseñador de ready-to-wear y director creativo de la firma y la prensa vuelve a rendirse a sus encantos.
El período que pasa dirigiendo Céline le valdrá el más codiciado premio al que podía aspirar: en 1999 recibe el galardón al Mejor Diseñador del Año de Colección Femenina de manos del CFDA (Council of Fashion Designers of America).
Su tiempo en Céline no le impide seguir con su carrera en solitario. En declaraciones de entonces, Kors asegura que “la colección de Céline es opuesta a su trabajo para su propia etiqueta. Es París, tierra de las comidas de tres horas y mujeres que comen foie gras y llevan un vestido de la talla 4 (38 para Amèrica). La indulgencia y la opulencia de París se refleja en las prendas. París es más suave, Nueva York es más fuerte. Hacer las dos colecciones es bueno para mí, me permite desarrollar las dos caras de mi personalidad”.
Pero lo cierto es que seis años más tarde, este diseñador decide abandonar la casa francesa para centrarse en la etiqueta que lleva su nombre.
De vuelta solo
Kors lanzó su primera colección masculina en 2002, con una misma visión del cuerpo y el lujo. Preguntado sobre sus diseños, Kors afirma que no es tan complicado. “Estamos en el negocio de hacer que la gente se vea mejor. Todas las mujeres quieren tener un culo y unos muslos más pequeños. Y todos los hombres quieren hombros más grandes y una cintura más estrecha. ¿Quién no? El truco, para mí, es hacerlo sin mucha estructura, lo que lo mantiene moderno”. Y no lo hizo tan mal. Su colección masculina, nuevamente, le valdría un premio del CFDA, en 2003.
Varias son las nuevas líneas que han surgido al amparo de Michael Kors, la marca original. MICHAEL nació en 2004 e incluye complementos como bolsos o zapatos. KORS es otra línea que creó ese mismo año, como una colección a medio camino entre MICHAEL y los diseños de la pasarela, e incluye calzado deportivo. Actualmente, sus colecciones se venden en todos los rincones del planeta, quizás mucho más lejos de lo que ese neoyorquino de 19 años imaginaba allá por 1978.
Kors lo tiene claro: “Todo el mundo quiere parecer más alto, más delgado. Los únicos que no se sienten así, como mejor se ven desnudos. Y eso es lo que deberían llevar. No deberían llevar nada. Y abandonar”.
Entre sus clientas figuran conocidas personalidades y rostros del mundo del espectáculo como Aerin Lauder, Sigourney Weaver, Julianne Moore o Gwyneth Paltrow.