¿Qué la llevó a enamorarse de la actividad que ejerce?
Lo que me llevó a enamorarme de mi profesión sucedió cuando tenía 22 años y participé en mi primera sesión detrás de una cámara Gesell, escuchando a los consumidores. Fue un momento revelador. Ver de primera mano cómo sus opiniones y emociones podían moldear una marca o un producto fue apasionante. Sentí una conexión directa con las personas y me di cuenta del impacto real que podían tener nuestras decisiones. Esa posibilidad de influir en la vida de millones me atrapó de inmediato. Lo que más me emocionó fue la capacidad de tomar esas ideas y convertirlas en algo tangible, como un nuevo producto o una campaña que hablara directamente al corazón de los consumidores. Desde entonces, esa fascinación por escuchar, aprender y transformar lo que la gente realmente necesita ha sido mi motor en cada desafío que he enfrentado.
¿Qué enseñanzas y aprendizajes ha experimentado, en ambos sentidos ―hacia ellos y desde ellos―, entre usted y su equipo de trabajo?
De mi equipo aprendo todos los días, y esto es algo completamente cierto. Cada uno es experto en su área, y confiamos en el criterio de los demás para tomar las mejores decisiones juntos. Lo que más valoro es esa cercanía que tenemos, que nos permite complementarnos y aprender mutuamente. Al compartir tantas horas y experiencias nos conocemos a fondo, lo que nos facilita adaptarnos rápidamente a los cambios. En cuanto a lo que yo les enseño, trato de transmitirles la importancia de atreverse a pensar diferente, fuera de la caja, de actuar con convicción y de no temerles a los cambios. Los animo a adaptarse de forma ágil y siempre a buscar elevar el estándar en todo lo que hacemos. Mantener una vara alta es esencial para impulsar nuestro crecimiento y éxito. Y es más motivante para todos cuando la pelota se tira cada vez más lejos, cuando los objetivos parecen cada vez más imposibles y juntos vemos que terminan siendo posibles.
¿Qué expectativas le genera la posibilidad de utilizar programas de inteligencia artificial en su actividad? ¿Qué encuentra a favor y qué en contra?
La inteligencia artificial ya forma parte de nuestro día a día y no aprovecharla es un error. Nos ofrece una oportunidad invaluable para complementarnos y maximizar nuestro valor agregado como seres humanos. Lo que me genera mayor expectativa es cómo podemos integrar la IA en nuestras actividades para optimizar procesos y enfocarnos en tareas más estratégicas y creativas. A favor, veo que la IA nos permite ser más eficientes y tomar decisiones más informadas gracias al análisis de datos a gran escala. Siempre repito que la fórmula es data + calle. Además, nos libera tiempo para centrarnos en lo que realmente importa: la innovación y la creatividad. Como desafío, creo que debemos asegurarnos de no desplazar el valor humano en el proceso, sino potenciarlo. Y, por supuesto, la protección de datos es un tema de crucial importancia, lo mismo que los desafíos que presentan los ataques cibernéticos, el sesgo, etcétera. Es complejo, pero también lo fue internet en sus comienzos y hoy es algo que forma completamente parte de nuestras vidas. Es fundamental animarnos a experimentar, aprender juntos y compartir buenas prácticas. Como líderes, tenemos la responsabilidad de desafiarnos y desafiar a nuestros equipos cada día para sacar el máximo provecho de estas herramientas y, al mismo tiempo, mantenernos fieles a lo que nos hace únicos como personas.