─¿Cómo ve la industria del cine publicitario?
─Para mí el cine publicitario siempre fue algo más que mera propagandas o anuncios: yo siempre lo imagino como una rama de la literatura fantástica o como una expresión artística.
─¿Cree que hay alguna tendencia?
─En algún momento la publicidad tuvo que cambiar y reflejar la vida real, lo verosímil, porque estaba lejos de la gente. Hoy está tan cerca que la gente apenas la mira. Hoy hay que buscar provocar el asombro.
─Usted cuenta con experiencia en ficción, incluso tiene un proyecto de serie para Netflix. ¿Podría contar un poco más de este proyecto?
─Tenemos un proyecto de comedia bastante avanzado con Netflix, pero mantenemos conversaciones con otras plataformas como Amazon y HBO. Muchas propuestas tuvimos que descartarlas porque las condiciones de producción que nos ofrecían no eran apropiadas. A mí me gusta más el sistema europeo nórdico de producción y no acepto otros métodos.
─¿Cómo surgió la iniciativa de estar a la cabeza del posicionamiento de la productora con contenidos de ficción?
─Es la evolución natural de una larga relación, y nos gustan los desafíos. Nunca vimos diferencia entre publicidad y ficción: la publicidad es un cuento corto, o un poema breve, un haiku japonés.
─En esta nueva etapa en Fight Films, ¿solo se va a dedicar a la dirección de contenido de ficción o también publicitario?
─El cine publicitario es la sangre que corre por mis venas, todo lo demás se deriva del cine publicitario. Soy un animal de la publicidad.