—¿Por qué hace lo que hace?
—El encuadre, la luz, la oscuridad, la atmósfera, siempre son un vehículo que me permite expresar mis emociones en la búsqueda de lo sutil, de lo no dicho, lo misterioso dentro del marco de lo sugerente, el no mostrarlo todo para que el espectador activo intuya, esto me acerca a la intimidad del relato de una manera delicada.
—¿En qué proyecto está trabajando actualmente?
—Vengo de un año de mucha ficción. Junto a Sofía Auza hemos tenido la dicha de ganar el Oso de Cristal en la última Berlinale con nuestra ópera prima “Adolfo”, y luego he filmado mi segunda ficción en el campo en la Argentina; una peli de gauchos muy bonita ambientada en 1920. Ahora, finalizando el color del cortometraje de Alexis Gómez “Bumbumpapá” y preparando otro que se filmará en Sudáfrica en aproximadamente un mes. Mientras tanto, un poco de publicidad y videoclips que me ayudan siempre a experimentar nuevas vías.
—¿Cómo ve su actividad hoy? ¿Qué cambios hubo en estos años y hacia dónde cree que va?
—Volver a la raíz nos permite tocar nuestra propia esencia. Para mí, crear desde allí es abrazar la tierra que nos conoce y conocemos. Hoy, Latinoamérica es centro, se re-escenifica nuestra pluralidad cultural identitaria y emergen con fuerza otras formas de ver y representar.
—Si tuviera que recomendar una película, un disco y un libro, ¿cuáles serían y por qué?
—Las aventuras de la China Iron, de Gabriela Cabezón Cámara (2017). Una vuelta de tuerca al mito fundacional más importante de la historia argentina, el Martín Fierro. Una joya. Martin Eden, Pietro Marcello (2021). Filmada en 16 mm, segunda película del director basada en la novela autobiográfica del escritor Jack London. Una estructura narrativa cinematográfica muy honesta y simple pero especial. Ronroco, de Gustavo Santaolalla (1998) y El camino de mi alma, de Hermanos Gutiérrez (2018). Ambos discos instrumentales de cuerdas; el primero puro ronroco (una especie de charango peruano) y el segundo, un dúo suizo con ascendencia ecuatoriana muy interesante.
—¿Qué consejos puede darles a los que quieren hacer esto en el futuro?
—Experimentar mucho la observación en lo cotidiano estando atento; buscar la propia visión en el día a día, sorprendiéndose y jugando. No desesperar, todo llega en el momento preciso de formas que tal vez no esperábamos.
—¿Qué otras cosas hace además de la dirección de fotografía en cine?
—Me inspira mucho sumergirme en la obra de nuevos artistas con los cuales me siento identificado en la fotografía fija; también la literatura, sobre todo latinoamericana, escribir y pintar es algo muy bonito que compartimos con mi familia. Meditación y yoga me ayudan a aprender.
—¿Cuál es su filosofía o frase?
—Disfruto mucho dedicarme plenamente en la etapa de preproducción de cada proyecto; un espacio de no tiempo, donde el intercambio colectivo de universos artísticos está latente, escuchar, aprender, crear, proponer, transformar, buscar nuevas formas de expresión, para culminar en una idea conceptual conjunta la cual siempre está viva. Siento que la visión comunitaria nos hace más fuertes y cercanos.
—¿Qué creator colega de Iberoamérica recomienda a la comunidad Bloomclouds, y por qué?
—Siempre es una inspiración la obra de fotógrafas latinoamericanas como Alessandra Sanguinetti y Graciela Iturbide; abren su universo sensible y sutil dentro del marco cotidiano y rupestre. Así también el fotógrafo griego Michael Pappas, que mezcla casi teatralmente el folklore de su país con la vida habitual. Otros/as artistas y/o amigas/os con los que aprendo y comparto mucho, no sólo de su particular mirada sino de la vida misma, son: Alexis Gómez, Cyprien Clement Delmas, Sofía Auza, Mau Sierra, Maureen Hufnagel y Fernando Castillo, mi hermano y guía.
Compartimos algunos de sus trabajos y en Bloomclouds pueden verse el perfil y más contenido de Leo Calzoni .
TRABAJOS DE LEO CALZONI