Por Pancho Dondo
Jefe de redacción de Adlatina
 (Foto: Monteleone)

Dan+David. Para Susan Hoffman, ECD de Wieden+Kennedy, esa es su agencia. Por momentos emocionó, como cuando exhibió el comercial Da da ding, con que la agencia resumió la presencia de Nike en India en 2017, dirigido por François Rousselet para la productora Division.

En otros momentos provocó aplausos y ovación espontánea, como cuando proyectó Nothing beats a Londoner, oro el año pasado en varios festivales, obra de W+K Londres, dirigida por Megaforce para Riff Raff Films.

Y hasta pidió ella misma aplausos cuando el manifiesto que tomó vida en la pantalla fue el ya legendario ―en menos de nueve meses― Dream crazy, con locución y presencia al final del jugador de fútbol americano Colin Kaepernick.

Hasta allí, parecía una agencia dedicada únicamente a Nike. No es así, y no fue así la presentación de Hoffman. Mostró contundente material de KFC, de Old Spice, de The Atlantic. Y rápidamente comenzó a citar, como si fuera ―y lo es, en realidad― el gurú creativo que inspira todas esas maravillas, a su admirado Dan Wieden, de quien transmitió conceptos como:

―“La mayor ventaja que usted tiene en esta industria es su voz. Su propia manera de mirar las cosas, de compartir lo que sabe, de encenderse. Allí reside su poder. Y allí es donde comienza la excelencia. En ser fiel a su visión”.

―“La clave del éxito de Nike ha sido siempre el odio que siente por la publicidad. Su rechazo a hablarle a la gente como si no tuvieran cerebros en sus cabezas. Su rechazo a hablarles a sus clientes como si sólo fueran el resultado de una estadística. Nike no descubrió la publicidad. Nike descubrió su propia voz”.

―“Ser creativo nace de un llamado del corazón, de ser más libre, de no tener restricciones. Ser creativo requiere una coraje interior para caminar los pasillos de la propia personalidad, para aceptar dicotomías, para perseverar cuando parece que ya no tiene sentido, para someterse a situaciones prolongadas y a veces infructuosas de concentración. Exige integridad. Honestidad. Y, de un modo que yo llamaría extraño, una suerte de heroísmo”.

―“Amo con locura a esta agencia, sobre todo cuando está desbalanceada. Cuando se mueve a 7.000 millas por hora, cuando trata de girar bruscamente a la izquierda, cuando todo el mundo mantiene su respiración, cuando todos se ríen de modo endemoniado, hasta cuando vomitan pero siguen sonriendo y se inclinan para asegurarse de que la maldita cosa no caiga”.

Para no ser menos, y haciendo honor a su longeva carrera, Hoffman lanzó como cierre sus propias verdades:
• Trabajo: el trabajo está siempre primero.
• Caos: somos adictos al caos.
• Verdad: amamos la verdad y la necesitamos.
• Statu quo: nunca aceptamos el statu quo.
 • Ironía: digamos que esta es una lista de reglas irónicas, porque en realidad preferimos no seguir reglas.