En medio de una creciente ola de críticas a su publicidad, la industria farmacéutica norteamericana acaba de anunciar un código de regulación voluntario para –según sostiene- “mejorar la información que se brinda al consumidor”.
Pero apenas conocido el contenido de esas normas, dos de los principales grupos de consumidores se declararon en contra, considerando que la industria no había ido lo suficientemente lejos con la autorregulación.
Dicho código, aprobado por PhRMA -la sigla de Pharmaceutical Research and Manufacturers of America- recomienda las siguientes pautas a los laboratorios de los Estados Unidos:
*Discutir las nuevas drogas con los médicos antes de lanzar las campañas publicitarias. (No se especifica por cuánto tiempo se frenará la aparición de tales campañas)
*Dirigir los avisos a audiencias cuya edad es apropiada para el producto.
*Incluir información acerca de los riesgos y beneficios del medicamento.
*No formular promesas falsas o engañosas. Incluir dichas promesas cuando exista evidencia sustancial que las sustente.
“Al aprobar estos principios, la industria está demostrando su compromiso con la publicidad DTC (directa al consumidor) como un camino para alentar el diálogo entre el médico y el paciente, y proveer a éstos y a los consumidores en general de información segura, accesible y oportuna”, expresó Billy Tauzin, ceo de PhRMA, en un comunicado escrito.
Momento especial
Las guías voluntarias aparecen en un momento en que la FDA (Food & Drug Administration) viene reclamando avisos más informativos a los laboratorios. El senador Bill Frist, líder de la bancada mayoritaria republicana, dijo días atrás que las empresas productoras de medicamentos deberían voluntariamente restringir la publicidad de las drogas durante los dos primeros años de permanencia en el mercado.
Un laboratorio, Bristol-Myers Squibb, dio en junio un paso en la misma dirección, cuando comunicó que había decidido no hacer publicidad de nuevos medicamentos hasta que hayan llegado a un año de venta en las farmacias.
“PhRMA podía haber dado un paso sustancial adoptando ese tipo de estándar”, dijo Rob Schneider, de la Consumers Union, entidad que publica la revista Consumer Reports. “Pero la mayor parte de estas guías ya está en la ley vigente”, se quejó.
Según Schneider, “parece que PhRMA está tratando de darle a los americanos una caramelo que significa: ‘Prometemos cumplir con la ley existente’. Lo que necesitamos, en cambio, es más fuerza para aplicar la ley, y agregar algunos estándares adicionales”.
A su vez, Sidney Wolfe, de Public Citizen, dijo que una aplicación más dura de la ley por parte de la FDA sería mejor que estas “guías voluntarias” de la industria.
“La FDA debería volver al criterio de las 157 veces en que prohibieron avisos en 1998, comparado con las 24 veces que lo hicieron el año pasado –concluyó Wolfe-. PhRMA puede decir que va a instar a sus miembros a no lanzar avisos engañosos, pero si alguno lo hace, la FDA no va a detenerlo, y tampoco podrá detenerlo PhRMA”.