La galería Saatchi es vista, en la actualidad, como una de las galerías más vanguardistas de Inglaterra. Desde sus inicios en la década del 80, Charles Saatchi expuso y apoyó nuevos talentos, y nunca tuvo miedo de exponer en sus salas obras que no siempre tuvieron el ojo bueno de los críticos, pero que definitivamente llamaron la atención del público y los medios.
En julio de 2005, la galería inauguró la exhibición titulada New Blood, New Artists, New Adquisitions, una nueva apuesta al talento joven. Cansado de las malas críticas de sus exhibiciones, Saatchi dijo en una conferencia de prensa: “Dejen que directamente escriba la crítica por ustedes. Yo soy un proxeneta, este sitio es una porquería y los artistas que exponen están todos locos. ¿Eso les alcanza? Me encantaría que mis pensamientos y visiones fueran expresados con la misma exactitud y vigor con que lo hacen este tipo de comentarios. Me ahorraría mucho tiempo”.
Un mecenas de jóvenes artistas
Charles Saatchi, desde hace más de 20 años, viene apoyando a jóvenes talentos y nuevos artistas, exponiendo sus trabajos, publicando libros, vendiendo sus obras, y ayudando a varios artistas a llegar al estrellato, entre otras cosas. En otras palabras, es lo que se diría un mecenas de los tiempos modernos. La facilidad con la cual atrae la atención de los medios y las cámaras, le ha facilitado a través de lo años su trabajo de promoción de nuevos artistas. Saatchi, más de una vez, ha marcado tendencias y creado estrellas.
El año pasado publicó un libro titulado Young British Art- The Saatchi Decade, dedicado a los jóvenes artistas con los que trabajó en los últimos diez años. Además, varias pequeñas galerías privadas londinenses aseguran que tendrían problemas de supervivencia sin las constantes compras de Saatchi.
La exposición New Blood, New Artists, New Adquisitions, refuerza su apoyo al talento nuevo. Aunque según muchos críticos, la muestra inaugurada el pasado mes es “un poco caótica y maníaca”, hay una razón para esto: Saatchi es uno de los precursores de la idea “Arte para todos”. A él le gusta exponer todo lo que compra y se mueve bajo un principio vanguardista y populista: mucho para ver, en grandes tamaños y para todos los gustos. Por eso, generalmente sus exhibiciones son un cúmulo de obras que son explicativas en sí mismas y que muchas veces no tienen un hilo conductor entre ellas. Obras serias, obras innovadoras, obras tranquilas, otras más sádicas, algunas alocadas, enormes, pequeñas; todas conviven en las paredes de la nueva muestra de jóvenes artistas de la galería.
Ser el primero tiene sus beneficios
Mostrar lo nuevo tiene sus ventajas. En este caso, lo nuevo es utilizado por la galería Saatchi para mostrar valentía, vanguardia y espíritu aventurero. Su asociación con lo novedoso demuestra que ellos no temen tomar riesgos y que trabajan en vistas del futuro, lo cual, no es común entre los galeristas que viven de lo que venden.
Además, lo nuevo generalmente causa curiosidad, tiene atractivo. Por eso, vemos que aunque poca gente entiende el arte moderno todos van a verlo. Sin importar cuales sean las razones, la galería Saatchi reúne en su nueva exposición algunos de los mejores ejemplares de los artistas del futuro.
Liz Neal, Keith Farquhar, Lucy McKenzie, Jonathan Meese –alemán-, y Stella Vine, con sus pinturas pequeñas, irónicas, son algunos de los nombres que aparecen como nuevos artistas jóvenes. Por el lado, de las nuevas adquisiciones se ven a nombres como Paula Rego –que ya expuso en otras ocasiones. Ella también expone en el Tate-, Meter Doig, Grayson Perry, Luc Tuymans, Marlene Dumas y Martin Kippenberger, entre otros. En total, se exponen más de 100 obras.
Habrá quienes salgan indignados de New Blood, New artists, New adquisitions, otros se divertirán un rato viendo obras que no necesitan mayor explicación para su disfrute, otros irán en la búsqueda de nuevas tendencias. Pero sin importar la toma de posición sobre la exposición, nadie puede negar que esta galería siempre está junto a la vanguardia artística. Y nadie puede refutar que las paredes de la Saatchi Gallery están repletas de obras futuristas.
Muchos creen que la Saatchi Gallery parece un circo, otros dicen que se mueve tras los caprichos de su dueño que ve al arte como un shopping mall. Pero en el fondo, Charles Saatchi lucha contra un mal propio del arte contemporáneo: el ser un ente con su esencia en construcción. En el arte moderno, no existen reglas o limitaciones, casi todo puede llegar a ser arte, si el autor así lo dice. Todavía no se puede definir qué es buen y mal arte, todo es válido y por las dudas, nadie quiere dejar de pertenecer a lo que será arte en el futuro.