La progresiva instrumentación de la ley de responsabilidad social de radio y televisión -más conocida como “ley resorte”- comenzó a fines del año pasado, cuando la mayoría oficialista en el congreso venezolano aprobó la normativa, a pesar de las críticas de los partidos opositores y de grupos de protección de los derechos humanos, que consideraban que la legislación era un riesgo para la libertad de expresión.
A comienzos de este mes, entraron en vigencia los artículos 4, 9 y 14. Estas medidas disponen, entre otras cosas, la prohibición de publicidades televisivas de bebidas alcohólicas y cigarrillos, tanto para los canales locales -que junto con las radios estaban bajo esta restricción desde la década del ‘80- como los transmitidos por sistema de cable; e instauran que la programación, con algunas excepciones, sea en idioma castellano.
Además, 85 por ciento de la publicidad debe ser producida nacionalmente y el nivel de intensidad de audio no debe variar entre la programación y la publicidad o la promoción.
Por otra parte, los canales de cable deberán también transmitir 15 por ciento de producciones locales; se determinan, asimismo, normas de protección para niños y adolescentes, a fin de que dispongan de una hora y media -en diciembre entrará en vigencia el imperativo de que sean tres horas- de programación en horario para todo público.
El tema tiene muchas aristas, como toda regulación que afecte a los medios; pero los creativos tienen su opinión al respecto.
“Tergiversada por fines políticos”
Geman White -vicepresidente creativo de Publicis Venezuela- cree que el mercado saldrá perjudicado y que “esta ley tiene un contenido claramente político”. Consultado por adlatina.com, se explayó: “Si bien es cierto que quiere legislar las franjas horarias y los respectivos contenidos pertinentes para ser vistos por menores en esa franja, no creo que ése sea el trasfondo real de la ley que, en realidad, busca que los canales bajen el perfil opositor. El verdadero fin, que es político, termina tergiversando el verdadero sentido de la ley de contenidos”, agregó White.
Según Florencio Ros -vicepresidente y director general creativo de Grupo 35 Publicidad-, “las regulaciones siempre son traumáticas, pues plantean un cambio de conducta; pero mientras las sepamos llevar y éstas de verdad estimulen la producción y -sobre todo la creatividad local-, pues siempre serán beneficiosas más que perjudiciales”.
Publicidad 85 por ciento nacional
“Ésta ley es una camisa de fuerza y un absoluto retroceso en términos de la globalización” afirmó a este medio una fuente que pidió reserva. “Al final, su verdadera intención es un proteccionismo absurdo de la industria nacional” agregó.
La misma fuente señaló que “cuando uno observa la importante presencia de multinacionales en el país, se asombra ante una decisión como ésta. Basta con imaginar las consecuencias para aquellos clientes cuyo budget es compuesto y, además, es dependiente de uno o dos esfuerzos”.
Por su parte, Ros consideró que “si bien es cierto que el hecho de obligarte a que la producción sea nacional estimula el trabajo local -eso no se puede negar-, sin embargo soy de los que piensan que el mercado se estimula con calidad y oportunidades”. Agregó: “Me gustaría que los empresarios vieran como una opción viable y atractiva producir en nuestro país, sin que deban hacerlo por una ley que los obligue”.