Este es uno de los pocos textos que nos pone en contacto con lo que acontece en la publicidad cubana. La autora es una profesional de ese país que ha vivido todas las etapas de una actividad publicitaria que comenzó mucho antes de período revolucionario. Y que ahora, sin abandonar su pertenencia y militancia políticas, está promoviendo nuevos enfoques. Apuntes cronológicos Mirta Muñiz Egea es periodista, locutora y publicitaria. Es una conferencista muy activa, y ha tenido a su cargo órganos de prensa y programas de televisión. Asimismo, es autora de libros de política y de publicidad. Entre otros, vale mencionar La publicidad no es un anuncio (1992) y El cartel cubano (2003).
Ya en las primeras páginas admite que “que el mayor desarrollo de la publicidad ha estado de las manos de los países capitalistas, de ahí que la mayor parte de sus concepciones no sean aplicables a nuestra sociedad”. Asimismo, añade que la publicidad debe ser analizada a la luz del marxismo-leninismo y de las condiciones concretas del sistema social cubano.
Al analizar este singular proceso, la autora indica que, en los últimos tiempos, la mayor parte de los problemas de comunicación se han resuelto sólo por vía de la información. Y que es necesario, y urgente, vincular la información con la propaganda, con la publicidad y también con la cultura artística y con el consumo. En síntesis, tomar como paradigma la tríada: Información–Propaganda–Publicidad.
En el completo recorrido histórico de la comunicación que hace la autora, y que se remonta casi hasta la independencia de Cuba, le da un lugar de privilegio al cartel cubano a partir de 1959. “Aquel Gracias Fidel que apareció en las puertas de los hogares de todo el país, fue el primer paso para masificar el mensaje revolucionario vía un medio impreso”. Otro cartel notable, y muy recordado, fue el que anunciaba “Aquí vive un brigadista”; fue la pieza clave de la campaña de alfabetización. Por entonces, el cartel comunicaba nuevos contenidos, concretaba nuevos canales, lograba una comunicación rápida y sintética y retomaba una tradición litográfica muy vinculada con el tabaco como una industria de exportación. En este contexto, el cartel se desarrolló en dos vertientes: la política y la cultural.
En relación con los medios de comunicación, la autora los clasifica en masivos y selectivos. Estos medios no tienen en la actualidad espacios dedicados a la publicidad. Entre los medios masivos está la prensa plana (diarios), las revistas, la radio y la televisión, que tampoco alberga espacios comerciales, pero si mensajes de bien público, además de promocionar espectáculos culturales. Los medios selectivos son básicamente los carteles y las vallas que tienen como función recordar las campañas de propaganda política.
Con Fidel Castro en el poder, el proceso de las comunicaciones fue cumpliendo varias etapas que la autora clasifica de la siguiente manera.
1950: La era del producto.
1960: La era de la imagen.
1970: La era del posicionamiento.
1980: La era del reposicionamiento.
1990: La era del concepto.
Además, aclara que la promoción del turismo toma muy en cuenta lo que se publicita fuera de Cuba, lo que reciben los turistas, ya en Cuba, lo que garantiza la oferta y todo lo que se relaciona con la población cubana.
A lo largo de todo este proceso y en cada una de las instancias, resulta evidente que toda comunicación, sea política, religiosa o comercial, lleva implícita una ideología. Y que en Cuba este marco político referencial está presente en toda comunicación, De manera evidente en la propaganda y de manera referencial en la publicidad. Por esto mismo, la autora destaca la importancia que tiene la redacción, puesto que el redactor es “la piedra angular en la conceptualización de los mensajes”.
“En este sentido, la publicidad puede contribuir a la educación y al desarrollo de la conciencia de un consumo racional, sin excluir el enfoque individual, pero enriqueciéndolo con los resultados de la experiencia social, el conocimiento de las normas sociales y de las reglas de conducta”.
1959: se toman las emisoras.
1960: se interviene la agencia
1986: En el V Congreso de
1989: Se celebra el primer Encuentro Nacional de Propaganda y Publicidad. 1992: Se participa en el Festival Iberoamericano de Publicidad (FIAP)