TRAS SPONSORIZAR LA GRAN MARCHA PACIFISTA DE LONDRES DEL 15 DE FEBRERO
Mecca-Cola, rival árabe de Coke, agranda su mercado en Europa
Ya se vende en Francia (país en el que fue lanzada oficialmente en noviembre), Alemania, Inglaterra, España e Italia, y dentro de dos semanas también en Suecia y Dinamarca. Su fundador es un árabe que vive desde hace 25 años en París, donde maneja una radio étnica. La nueva bebida copió sin sonrojarse el packaging y el diseño de Coca-Cola, y su propietario promete donar parte de sus beneficios a
Tawfik Mathlouthi y su bebida: una copia árabe de Coca-Cola
En la marcha pacifista de Londres del 15 de febrero, buena parte del casi millón de manifestantes pudo ver un camión que cargaba con una lata de gaseosa de seis metros de alto, marcadamente similar a las de Coca Cola, pero con otra marca: Mecca-Cola. Junto al enorme objeto, un cartel clamaba: “Todos los seres humanos nacieron libres e iguales... y deberían pensar antes de beber” .
Sedientos, pese al frío reinante, los allí reunidos consumieron instantáneamente las 36 mil botellas de la bebida y se calzaron sin mayores disquisiciones las 10 remeras de la marca, que agregaban un par de mensajes: “Paren la guerra” y “No es en mi nombre” .
Fue el verdadero lanzamiento de un producto que ya había empezado a distribuirse en noviembre del 2002, primero en Francia y luego en Inglaterra, Alemania, Italia y España, además de varios países del Medio Oriente. La Mecca-Cola -versión árabe de la Coca-Cola- intenta capitalizar los sentimientos anti norteamericanos que ha generado en muchos puntos del planeta la inminencia de un ataque sobre Irak.
El persistente señor Matholuthi
Detrás de todo este operativo de marketing y negocios, entremezclado con el oportunismo y la política, está Tawfik Mathlouthi, fundador de Mecca-Cola, un hombre que se estableció en Francia en 1977 y durante más de una década estuvo al frente de la primera estación étnica de radio de Paris, dedicada a los residentes de origen árabe. Mecca, por el momento, tiene los cuarteles centrales en la capital francesa, y está manejada por un staff de sólo ocho personas.
Recientemente, un boicot a los productos estadounidenses en los países de Medio Oriente sentó el marco para un rápido crecimiento de la nueva bebida. Mathlouthi asegura no tener problemas con los productos occidentales: “Pero Coca-Cola es un símbolo del imperialismo, y yo le estoy apuntando al símbolo y a la política que desarrollan”.
El packaging de Mecca es absolutamente similar al de su contraparte norteamericana. Inclusive lleva el agregado de Classic, reminiscente de las épocas de la fallida nueva fórmula de la bebida centenaria. “Con nuestra bebida estamos combatiendo al imperialismo y al sionismo, porque proveemos un sustituto para un producto norteamericano e incrementamos el boicot a sus bienes”, dijo días atrás Mathlouthi a la BBC News Online
Otros competidores
No es la primera vez que surge un competidor árabe para Coca-Cola. Tiempo atrás apareció la Zamzam Cola, de origen iraní, que tuvo una entusiasta recepción en Arabia Saudita y Bahrein. También existe la Qibla Cola, un nombre que alude a la dirección hacia donde miran los musulmanes al orar (la propia Meca), lanzada a comienzos de febrero con el eslogan “Libere su gusto” .
Pero a diferencia de Qibla Cola, que ya lanzó piezas de gráfica y TV -producidos en agencias in-house-, Mecca-Cola todavía no dio paso alguno hacia la publicidad tradicional. Su gran esfuerzo fue el auspicio de la marcha pacifista de Londres. “Tal vez en un año o dos comenzaré a producir avisos, pero por ahora no tengo necesidad: el presidente Bush lo está haciendo por mí, con toda su agresión y su fanatismo por la guerra”, dice Mathlouthi.
Ayuda a los palestinos
La idea que promete ser el motor de las ventas de Mecca-Cola es el declarado propósito de ayuda a la causa árabe. Según su fundador, el 10 por ciento de los beneficios de la bebida irá a organizaciones de caridad que operan en los territorios palestinos, y otro 10 hacia entidades europeas del rubro ONG.
Cuando se le preguntó a Mathlouthi si el dinero que provee a los palestinos no iría a parar a manos de organizaciones terroristas, su respuesta fue negativa: “No es así, porque la ayuda nunca se da directamente en efectivo. Nosotros proveemos ropas y bienes de consumo, o pagamos la construcción de escuelas. Si tenemos que donar dinero, lo hacemos por la vía de UNICEF”.
El eslogan que aparece en la comunicación de Mecca-Cola -especialmente en su sitio Web- es:“No beba estúpidamente. Beba con compromiso”. Su responsable no ve problema alguno en que esa frase despierte sentidos anti estadounidenses: “Ese no es mi problema; es un problema del gobierno de Washington. Si quieren cambiar ese sentimiento, deberán cambiar sus políticas y su doble estándar sobre los temas políticos y de derechos humanos”, se exalta.
La demanda de botellas entusiasma a Mathlouthi, que dice que dos millones de envases de un litro y medio ya se vendieron en varios países, y que los pedidos que tiene en carpeta “son fenomenales”: “Sólo en Inglaterra son dos millones por mes”, asegura. La semana próxima se agregarán otros dos países a los mercados francés, inglés, italiano, alemán y español: Suecia y Dinamarca.
En Estados Unidos, Coca-Cola admitió que ha sentido cierto impacto en las ventas, pero aseguró que éste se debe al boicot en general contra productos de origen norteamericano, y no por una competencia en particular. De todas maneras, el avance de Mecca en el mercado inglés podría advertirse a mediano plazo, ya que Coca-Cola tiene el 42 por ciento del total de las ventas de bebidas gaseosas del país.
En su sede de Atlanta, los portavoces de la Coke esquivan toda confrontación verbal con el recién llegado: “Coca-Cola no está afiliada con religión o grupo étnico alguno, y no se compromete con ninguna acción política”, aseguraron recientemente a la prensa.