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UNO DE LOS INSTAURADORES DEL MINIMALISMO SENSUAL

Karim Rashid: “Quiero cambiar al mundo”

Diseñador multifacético que creó más de 2.500 objetos. Sus creaciones están expuestas en 14 museos del mundo. Es un contemporáneo que ya se ha convertido en un clásico.

Karim Rashid: “Quiero cambiar al mundo”
Renombrado artista , galardonado varias veces con el premio Diseñador del Año.
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Si Peter Sellers levantara la cabeza, probablemente pensaría que la Pantera Rosa acababa de gastarle una broma. Karim Rashid, artista y diseñador multidisciplinar, no sólo se asemeja al mítico actor por sus gafas gruesas y su aspecto de cómico serio: además esconde un espíritu crítico no exento de humor y con mensaje positivo. Este artista, que hace tiempo desterró de su armario el color negro, sólo viste prendas en dos tonos: blanco nuclear y rosa chicle. Y tiene una mezcla de ingenuidad y extravagancia.
Rashid goza de un merecido reconocimiento en el mundo del diseño. La crítica especializada lo considera responsable del movimiento expresivo denominado “minimalismo sensual”. Aunque es más conocido en su faceta como diseñador industrial -diseño de productos, de interiores, moda, mobiliario, iluminación-, hasta hoy ha puesto en producción unos 2000 objetos para una lista impresionante de clientes que van desde Alessi a George Jensen, Umbra a Prada, Miyake a Method, entre otros. También ha hecho incursiones exitosas en el mundo del interiorismo y la arquitectura. Evidencias de ello son el diseño del restaurante Morimoto en Filadelfia, el Hotel Nooh de Nueva York y el hotel Semiramis en Atenas, con el que ganó el prestigioso premi, Sleep05 European Hotel Design Award.

Rashid desde sus comienzos dijo que quería “cambiar al mundo”. No de la misma manera que cualquier revolucionario, sino con sus creaciones. Objetos, que van desde relojes, joyas, sillas, envases de shampoo, hoteles, restaurantes o muebles. Pero hay algo que lo diferencia de otros diseñadores: su interés en que el diseño sea accesible para todos.


Un loft en Manhattan

Nacido en el Cairo, mitad inglés y criado en Canadá, Rashid trabaja actualmente en Nueva York. Reside en Manhattan, en un loft creado por él mismo, que comparte con su esposa y que está ubicado en la parte alta de su, muy visitada por una variada clientela que halla artículos a todos los precios. De ahí que se lo considere un diseñador democrático, que ha popularizado el consumo de arte no sólo entre coleccionistas, sino entre las masas.
Su obra tiene colección permanente en 14 museos del mundo entero, incluyendo la del MoMA de Nueva York y del SFMoMA. Expone arte en varias galerías como la de Sandra Gering y Deitch Projects. Rashid fue profesor asociado de Diseño Industrial durante 10 años y actualmente da frecuentes cursos en universidades y conferencias de todo el mundo. Dentro de los libros que ha publicado se destacan Design Your Self, Digipop, digital exploration of computer graphics,  además de dos trabajos monográficos titulados Evolution y I Want to Change the World
.
Sus proyectos, ya ejecutados, están repartidos por Londres, Moscú, Nueva York, Estambul y San Francisco. Rashid fue galardonado en 2006 como Doctor Honoris Causa por el Ontario College de Arte y Diseño. Otros premios incluyen en 2005 el Doctorado Honoris Causa por el Corcoran College y el Pratt Legends Award. En 2002 recibió el premio Annual Design Review Best of Category de la ID Magazine y en 2003 por la mejor Retail Store. 

Para este diseñador los colores son factores vitales en el momento de crear. “Los colores son uno de los fenómenos más bonitos de nuestra existencia. Para mí el color es la manera de tratar nuestras emociones, nuestra psiquis y nuestro ser espiritual. Es una forma de transmitir emociones, preguntas, de motivar o de inferir en la conciencia de la masa. Algunos colores son fuertes, otros son suaves... lo importante es la forma en qué se conjugan”, dice a un medio inglés.
Otro punto central de su trabajo es su intención de
“democratizar el diseño para las masas”.  “Esto es como escribir una canción pop –explica–. El diseño puede parecer una cosa fría, distante, esotérica, elitista o alternativa, o puede convertirse en algo que esté en lo más alto de las listas de ventas y que llegue a cualquiera, tocando la psiquis popular. Pero es tan difícil escribir un éxito, pero sí lo es diseñar un objeto. No creo que el diseño deba ser una cuestión elitista, creo en su papel democrático, como creo en el lujo para todos y en el arte populux, de calidad pero cercano y accesible. Yo estoy aquí para democratizar el diseño, para que el mundo sea un lugar mejor, más sensual, más cómodo y bonito. Defiendo el diseño como algo libre y siento que hay que inspirar; ése es mi objetivo”, agrega.

Rashid no cree que todo esté inventado y dice que seguirá moviéndose y creando con la misma velocidad que lo hace el mundo. Todavía pareciera que queda mucho por ver de este artista.

Redacción Adlatina

por Redacción Adlatina

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