El famoso “product placement” (PP) puede no ser tan eficaz para producir dinero como medio publicitario, aun cuando sea levantada la prohibición que rige en Gran Bretaña sobre él, aseguran algunos expertos de ese mercado.
Graeme Atkinson, director de la firma The Big Film Group –dedicada precisamente a esa especialidad– ha pronosticado que ese recurso sólo se ubicará en los 20 millones de libras (poco más de 35 millones de dólares) por año si se terminara con la veda.
Las reglas que rigen hoy a la tv inglesa no permiten a los canales mostrar productos en los programas, pero así y todo se han firmado ya muchos acuerdos que incluyen la exposición de marcas populares de bebidas o autos en los programas, ante una cierta pasividad de las autoridades de control para aplicar la prohibición.
Confirmando rumores que vienen de varios meses atrás, la Comisión Europea de la UE que estudia los temas de la tv ha lanzado su trabajo “Televisión sin fronteras” que contempla un aflojamiento de las reglas actuales al respecto. En ese texto se habla de permitir el llamado “paid-for-placement”, un pariente cercano del PP.
Oposición oficial
En el gobierno británico, el departamento de cultura, medios y deportes se ha opuesto a la liberalización, y sus funcionarios plantearon crudamente si valía la pena acabar con las leyes existentes “sólo para conseguir un pequeño beneficio”.
Lo que existe, en el fondo, en las fuentes oficiales, es temor a que los programas terminen cayendo bajo la presión comercial y que sus guiones e ideas básicas sean alterados para ajustarse a las necesidades de ciertas marcas.
No obstante, expertos en publicidad replican diciendo que el auspicio anunciantes individuales a los programas británicos “ha crecido cien veces en los últimos 12 años sin que eso haya causado perjuicios a la audiencia”.
Las predicciones sobre el valor del mercado que tendría el PP no suelen ser coincidentes. Una fuente de Ofcom (organismo de control estatal de la tv) indicó que en Estados Unidos gira entre 600 y 1.700 millones de dólares, y pronosticó que en Inglaterra el negocio se ubicaría alrededor de los 100 millones de libras (177 millones de dólares) en cinco años.