Una de las personalidades externas al mundo de la publicidad que aportaron su punto de vista y su conocimiento a Cartagena Inspira 2017 fue Dominique Wolton, el sociólogo francés fundador del Instituto de Ciencias de la Comunicación del CNRS y el diario Hermes Internacional.
Wolton trabaja principalmente sobre el concepto de comunicación, independientemente del canal, ya sea entre individuos, grupos o países. Su teoría humanista y política de la comunicación discute y problematiza las visiones optimistas de internet y otros medios técnicos. Según el experto, será éste el gran problema político del siglo XXI. “El desafío es reducir la presión de las técnicas para reintroducir la complejidad y la lentitud de la comunicación”, explicó.
Wolton definió: “La comunicación es un concepto muy amplio, porque supone libertad individual, democracia, respeto de la alteridad, entendimiento. Para mí comunicarse es negociar. Nunca estamos de acuerdo: o cortamos la comunicación y nos matamos, o negociamos”. Estas relaciones requieren respetar al otro y a uno mismo, gestionar la propia identidad, y tomarse el tiempo para comprenderse como iguales.
Qué no es la comunicación
El pensador resumió los argumentos de su libro Comunicar es vivir, que hablan justamente sobre este tema. Según Wolton, es importante definir que comunicar no es lo mismo que informar, y que la conexión no garantiza nada. La verdadera comunicación es lenta, compleja y dificultosa, y requiere entender al otro.
“El genio funesto del siglo XX es que el proceso técnico es formidable, pero las computadoras que permiten la circulación de datos no trajeron más tolerancia, respeto, comprensión del otro. Es la mentira de la aldea global”, argumentó el pensador. En cambio, perduran la soledad, el odio y la incomprensión.
Wolton también señaló que las redes sociales y las compañías tecnológicas son el proceso científico que menos se ha criticado en la historia de la humanidad, y en cambio se aceptan como portadoras de bienestar y libertad. El universo académico debería tomar distancia frente a estos procesos, pero no lo está haciendo.
En ese contexto, la batalla es revalorizar la comunicación humana y relativizar la comunicación técnica. “No son los robots los que hacen la guerra, son los seres humanos”, afirmó, lo cual hace urgente ocuparse de los problemas de las personas antes que de las tecnologías.
Las trampas de la globalización
Otro punto que tocó fue la necesidad de respetar la diversidad cultural. Relativizó la idea de globalización, que en realidad sólo deja de manifiesto la desigualdad: “Hay mucha circulación pero de hombres ricos, de capitales, mientras que a los migrantes los dejamos morir en el océano”.
Además, remarcó que la mundialización es un proyecto económico, no político, mientras que la política debería llevar las riendas de la economía, y ésta las de las finanzas.
Por otro lado, la globalización se volvió sinónimo de estandarización y homogeneización, en lugar de gestionar la diversidad cultural y lingüística que según Wolton es la mayor riqueza de la humanidad.
La aventura de la integración regional
En ese contexto, Wolton habló sobre las relaciones entre países y los proyectos de integración regional. La capacidad de comunicarse y negociar está en el corazón de la experiencia de la Unión Europea, por ejemplo. “Progresivamente construimos Europa, el mayor proyecto pacífico y democrático de la historia de la humanidad. Nos hemos peleado durante 1.000 años, ahora cohabitamos”, contó.
Instó a los latinoamericanos a embarcarse en un proyecto político análogo, especialmente ya que la lengua compartida facilita los procesos.
La delicada tarea de comunicar
A partir de todo esto, Wolton se dirigió a los asistentes en cuanto trabajadores de la comunicación. “Les suplico que valoren el sentido de la comunicación, que distingan entre ella y la información. Nunca tomen a los receptores por idiotas. No se conviertan en comparsas de los políticos –conminó–. Si ustedes no valorizan su papel, esas profesiones no sirven para nada y serán despreciadas”. También aseguró que compete a los profesionales del sector tener una postura crítica y mostrar que no vivimos en una sociedad transparente e interactiva.
Con respecto al rumbo que está tomando la comunicación política y a la postura voyeurista de los medios, Wolton afirmó: “En las industrias culturales y de la comunicación tiene que dominar la oferta, no la demanda. Si no es una tiranía, y se cae siempre más bajo”.
Por otro lado, subrayó la importancia de no subestimar al espectador, lector o consumidor. “Los ciudadanos son siempre más inteligente de lo que creemos”, aseguró.