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Los fabricantes de automóviles, incluido General Motors, vendieron datos sobre el comportamiento de conducción de los conductores que fueron utilizados por las aseguradoras de automóviles para aumentar las primas de las pólizas.
(Ad Age) – (Por Jonathan Joseph. miembro de la Junta Directiva de The Ethical Tech Project) - Desde hace algunos años, venimos prediciendo un punto de inflexión en la conciencia del consumidor que motivaría a las marcas a adoptar prácticas responsables en materia de datos.
Hace tiempo que entendemos que los consumidores valoran profundamente su privacidad. Sin embargo, había una pregunta persistente sobre su aparente apatía hacia el estado actual de la privacidad de los datos: un sentimiento de impotencia sobre cómo se utilizan e incluso se abusa de sus datos.
A medida que profundizamos, nos dimos cuenta de que esta apatía no significaba falta de preocupación; más bien, reflejaba la abrumadora carga que recae sobre los usuarios para administrar y proteger sus propios datos y responsabilizar a las marcas por las prácticas.
Consideremos el Reglamento General de Protección de Datos (GDPR) de la UE, un hito en la privacidad de los datos y el comienzo de una nueva era donde se respetan los derechos de los usuarios y las empresas se comprometen con la transparencia. Cinco años después, está claro que uno de sus principios centrales (el consentimiento voluntario) no equivale a un consentimiento “informado” para los consumidores. ¿Cuántas personas están dispuestas a examinar páginas de acuerdos de datos antes de dar su consentimiento para la manipulación de ellos? Este enfoque simplemente no es adecuado para la mayoría de las personas.
Algunos argumentan que el interés en la privacidad de los datos varía según el segmento de la población: a un usuario experto en tecnología y que bloquea anuncios le puede interesar, pero no a los compradores en línea o a los usuarios ávidos de aplicaciones de redes sociales. O que a la generación Z y a los millennials les importa más que a los boomers. Hay algo de verdad en esas declaraciones, pero no en el encuadre.
Todo el mundo se preocupa por la privacidad de los datos, pero la preocupación depende más o menos del tipo de datos en cuestión. Es posible que a los consumidores no les importe compartir datos de ubicación si creen que el intercambio de valor vale la pena, mientras que otros pueden retroceder ante la forma en que se utilizan los datos de comportamiento para generar anuncios hiperpersonalizados.
El umbral de cada usuario es único. ¿Se siente cómodo con el acceso a sus datos de ubicación, patrones de comportamiento y comportamientos de compra? ¿Y sobre su forma de conducir, hacia dónde va y cómo frena y acelera?
El quid de la cuestión
El New York Times destacó recientemente cómo algunos fabricantes de automóviles recopilan y comparten datos de conducción, incluidos detalles de cada viaje, información de velocidad, aceleración y frenado. Estos datos se venden a corredores de datos, y las aseguradoras de automóviles los han utilizado para, entre otras cosas, aumentar las primas de las pólizas. El quid de la cuestión es la falta de transparencia sobre las prácticas de intercambio de datos. Los conductores no sabían nada sobre el control del comportamiento de conducción. Algunos fabricantes, como General Motors, no habían informado suficientemente a los conductores sobre cómo se utilizaban sus datos.
A las pocas semanas del artículo del Times, GM dejó de compartir datos con los dos corredores de datos involucrados en la creación de perfiles de riesgo de seguros. La rapidez con la que GM abordó sus prácticas de intercambio de datos fue notable: prácticamente instantánea.
Tomemos como ejemplo la reacción contra la filial de Amazon, Ring, y sus timbres inteligentes. El descubrimiento de que Ring estaba compartiendo secuencias de vídeo de usuarios con la policía sin el consentimiento explícito del usuario fue propicio para una mayor transparencia y control del usuario sobre sus datos. Ring respondió cambiando sus políticas sobre el intercambio de datos con las autoridades.
La aplicación de las normas sigue poniendo de relieve casos atroces y es un catalizador para una mayor concienciación sobre los problemas de privacidad de los datos entre las personas. La retórica entre los reguladores de Estados Unidos es que la publicidad es “capitalismo de vigilancia”, y a veces ciertamente lo parece.
Como parte de una ofensiva contra los recolectores masivos de datos, el mes pasado la FTC emitió una advertencia a las empresas en el comercio de datos: “Los datos de navegación y ubicación son confidenciales. Punto final”. La definición ampliada de información sensible de la FTC tiene como objetivo frenar las prácticas generalizadas e intrusivas que se están afianzando en los ecosistemas de tecnología de marketing y tecnología publicitaria.
El nuevo estándar
En la era digital, nos hemos resignado un poco a la idea de que nuestros datos se recopilan y comparten como parte del funcionamiento de Internet. Intercambiamos fragmentos de nuestros datos por los beneficios de experiencias personalizadas, descuentos atractivos y contenido personalizado. Pero en cierto punto, necesitamos trazar una línea. Tal vez sean datos automotrices, tal vez sean datos de salud u otros datos personales. ¿Las revelaciones sobre vigilancia, como las publicadas en el New York Times sobre datos automotrices, provocarán una comprensión colectiva de que hemos llegado a nuestro límite?
La pregunta en la mente de todos debería ser: ¿Ya nada es sagrado? En un mundo donde las personas tienen distintos umbrales a la hora de preocuparse por la privacidad de sus datos, sólo hay una opción: elegir. La dignidad de los datos exige que las marcas brinden a las personas transparencia sobre sus prácticas de datos, y elección y control sobre cómo se utilizan esos datos.
En palabras de Steve Jobs en 2010, “Privacidad significa que las personas saben a qué se están registrando, en un lenguaje sencillo y repetidamente. Las personas son inteligentes y algunas quieren compartir más datos que otras. Pregúntales. Pregúntales cada vez. Haz que te digan que dejes de preguntarles si se cansan de que les preguntes. Hágales saber exactamente qué va a hacer con sus datos”.