Publicidad > Global | OPINIÓN A PROPÓSITO DE LA CAMPAÑA DE OLAY #FACETHESTEMGAP
Redacción Adlatina |
Por Natalia V. Biscione
Secretaria de redacción de Adlatina Magazine
Si bien la transformación digital promete una mayor igualdad de género, al mismo tiempo presenta el riesgo de codificar, repetir y amplificar los patrones existentes de desigualdad. Por lo tanto, es indispensable un abordaje que incluya los factores sociales, políticos y económicos que sustentan el desarrollo, el diseño y el uso de tecnologías digitales. En este contexto, la marca de belleza perteneciente a Procter & Gamble lanzó una campaña protagonizada por mujeres que se desempeñan como ingenieras, químicas, programadoras, entre otras. La iniciativa forma parte de su compromiso por reducir la brecha de género en CTIM.
Las mujeres representan 47 por ciento de todos los adultos empleados en los Estados Unidos. Pero desde 2015, las mujeres en tecnología ocupan solo el 25 por ciento de los roles informáticos, según datos del Centro Nacional de Mujeres y Tecnología de la Información (NCWIT).
La subrepresentación de las mujeres en los ámbitos tecnológicos funciona como un circuito de retroalimentación, lo que aumenta los sesgos de género en los sistemas de inteligencia artificial y de aprendizaje automáticos, ya que los estereotipos y los espacios de género, moldeados por las relaciones y asociaciones de poder de género en la esfera educativa, se plantean –y suelen incrementarse- en el lugar de trabajo.
De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), las mujeres y las niñas tienen un 25% menos de probabilidades que los hombres de saber cómo aprovechar la tecnología digital para fines básicos, cuatro veces menos probabilidades de saber cómo programar computadoras y trece veces menos probabilidades de solicitar una patente tecnológica.
Más allá de una cuestión puramente de género, el acceso de la mujer a las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) está incluida como una necesidad urgente en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.
En un informe reciente presentado por ONU Mujeres (The digital revolution: Implications for gender equality and women’s rights 25 years after Beijing), se expresa que, si bien existe un importante número de iniciativas positivas, todavía persiste una considerable brecha digital de género que limita el logro igualitario de los beneficios de la transformación digital en todos los países, ya sean de ingreso bajo, mediano o alto.
Entre los obstáculos mencionados para la consecución de este objetivo, se incluyen “la (falta de) educación, así como los prejuicios inherentes y las normas socioculturales ubicadas dentro de las estructuras de poder (masculinas) existentes que restringen la capacidad de las mujeres y las niñas para beneficiarse de las oportunidades que ofrece la revolución digital”.
LA CIENCIA –Y LAS MUJERES- DETRÁS DEL FRASCO ROJO
La semana pasada, coincidiendo con el Día de la Igualdad de la Mujer en Estados Unidos –el 26 de agosto-, la marca perteneciente a Procter & Gamble, Olay lanzó una campaña que abraza la causa de la inclusión de mujeres en el área de ciencia, tecnología, ingeniería y matemática (CTIM).
#FaceTheSTEMGap está protagonizada por Reshma Saujani (fundadora & CEO de Girls Who Code), Erica Joy Baker (ingeniera de software), Sabrina Gonzalez Pasterski (física teórica), Alyssa Carson (la más joven astronauta en entrenamiento), Markaisa Black (química de P&G), Alyssa George (ingeniera de P&G) y Tori Moore (química de P&G).
Estas mujeres muestran un código que, para poder ser descifrado, requiere conocimientos de lenguaje de programación Python, química o cifrado esquemático, por ejemplo.
“Debido a la brecha de género, solo un pequeño porcentaje de mujeres entenderán este video sin la traducción”, reza en el sitio web de la marca.
La creatividad de esta iniciativa estuvo a cargo de Saatchi & Saatchi Nueva York y la idea busca destacar que “hay mucha ciencia en el frasco rojo, y muchas mujeres detrás de ello, pero el mundo necesita más”.
Como parte de su compromiso para reducir la brecha de género en CTIM para 2030, la marca anunció, además de sus donaciones, tres objetivos principales: lograr la paridad de género en el ingreso a programas de estudio STEM, duplicar el número de mujeres en carreras STEM e incrementar el número de mujeres multiculturales en dichas carreras.
A principio de año, Olay había presentado #MakeSpaceForWomen, una campaña creada por la agencia Badger & Winters, con un fuerte mensaje de empoderamiento femenino. Uno de los objetivos de esta acción lanzada en el Super Bowl fue recaudar fondos para la organización Girls Who Code.
LA IMPORTANCIA DE LA EDUCACIÓN
“Las tecnologías digitales no pueden entenderse como herramientas autónomas y neutrales en cuanto al género, sino más bien como parte de un contexto sociopolítico más amplio que da forma a su diseño, propósito y uso. Si la generación e implementación de nuevas tecnologías siempre implica preferencias y elecciones, entonces existen oportunidades para construirlas de manera que prevengan el daño y, más aún, promuevan el ‘bien’", se especifica en el informe de ONU Mujeres.
Asimismo, se describe a las tecnologías en sí mismas como “fundamentalmente moldeadas por las mentes, las manos y la cultura de las personas y, por lo tanto, reflejan la historia, el contexto, las elecciones y los valores”.
En este marco, uno de los principales factores a la hora de abordar la brecha digital de género tiene que ver con educación y la importancia de que la transformación tecnológica sea tenida en cuenta por los sistemas educativos escolares.
BRECHA DIGITAL DE GÉNERO
A nivel mundial, muchas mujeres y niñas pueden pagar la tecnología, pero no saben cómo aprovecharla para su empoderamiento.
Las normas sociales, las presiones y expectativas familiares así como la falta de modelos a seguir son factores que influyen en la disminución de la participación de las niñas en las áreas científicas a lo largo del ciclo de vida, dado que repiten estereotipos y sesgos de género, que se expresa en la forma de barreras internas, como la falta de autoconfianza y la creencia de que mujeres y ciencia y tecnología no van de la mano.
“Los esfuerzos concertados para cerrar la brecha de género en las competencias digitales pueden ayudar a los países a cumplir sus compromisos internacionales con la educación y la igualdad de género”, se advierte en el informe de ONU Mujeres. Además, el aprendizaje de habilidades digitales también puede afectar la capacidad de las mujeres para participar en el gobierno y la política, así como en sus comunidades. También hay una serie de beneficios económicos, desde permitir a las mujeres ingresar y competir en el mercado laboral y reducir la brecha salarial de género hasta aumentar las ganancias, la productividad y la innovación para las empresas de tecnología.