Publicidad > Argentina | COLUMNA EXCLUSIVA PARA ADLATINA
Redacción Adlatina |
Por Juan Korman
Managing director de Fit BBDO
Había una vez un bosque muy lindo donde vivían tres cerditos y un lobo feroz. Así empezaba la fábula Los tres cerditos, que terminaba con una sabia moraleja: “Ser previsible, esforzarse y trabajar duro tiene su mérito”. En plena pandemia, lamentablemente muchas compañías están siendo sopladas por el lobo.
No haberse esforzado para hacer una transformación digital seria y a conciencia tiene su precio. Desde ese local de comida que miraba de reojo a Glovo porque le estaba cobrando una comisión sobre su venta, esa empresa de consumo masivo que nunca desarrolló una estrategia de ecommerce sólida porque su fuerza de venta cumplía más fácilmente sus objetivos vendiendo en góndola o esa financiera que no tenía sus herramientas basadas en la nube porque la persona de IT decía que era inseguro.
Casualmente, la pandemia que estamos viviendo hizo que la tecnología cloud se haya transformado en el petróleo del siglo XXI. No importa cuál sea el rubro, en estos tiempos prácticamente ninguna operación puede funcionar sin un servidor remoto. Desde una fintech como Mercado Pago, cuyo negocio es el dinero virtual, hasta una obra social como OSDE, que por cuestiones de salud en la Argentina solicitó a sus clientes que no usen más su credencial de plástico y empezaran a usar la virtual desde su app.
Hace unos años tuve la suerte de escuchar en vivo a Diane Bryant, por entonces la EVP del data center en Intel. Bryant había arrancado su charla diciendo que Intel era una cloud company. Yo por dentro me preguntaba: “¿Cómo? ¿Y la calcomanía Intel inside y los microprocesadores?”. Evidentemente, Intel ya entonces era el cerdito trabajador y previsor que había evolucionado su modelo de negocio a cloud computing.
Transformarse digitalmente dejó de ser una opción. Dejó ser de un nice to have para ser un need to have. Hoy, ese comercio que miraba de reojo a Glovo, según el mismo CEO de la compañía (Oscar Pierre), aumentó sus ventas un 40% y las fuerzas de ventas de una empresa de consumo masivo que sólo miraban las góndolas ahora están triplicando su ventas en los on demand services.
En el caso de las agencias de publicidad esto también nos toca. En su gran mayoría, siempre fueron enemigas del home office (a pesar de que los clientes ya lo practicaban religiosamente), pero hoy nos encontramos siendo 100% operativamente remotas. Zoom, Slack o Teams, que en muchas agencias también eran un nice to have, ahora son herramientas fundamentales para poder trabajar. Una dinámica totalmente nueva que nos obliga a repensar la manera de crear, de producir y de implementar ideas.
Finalmente, la transformación abrupta no sólo afecta a empresas como pueden ser las agencias, sino también a todos nosotros como usuarios. Desde el uso que le estamos dando a Whatsapp, como por ejemplo hacer compras mediante un chat con nuestra carnicería preferida de barrio, o cómo nos conectamos socialmente. Se duplicaron las llamadas de video y de voz comparado al pico máximo que la plataforma solía tener en año nuevo. También nos está cambiando la manera de entreternos. HouseParty o Tik Tok son las apps estrellas en esta cuarentena. Tik Tok, que antes era una app exclusiva de la generación Z (nacidos entre 1995 y 2010), hoy está reportando un crecimiento semanal del 12% a nivel global, y en algunos países que son el epicentro del virus ―como Italia―, del 35%.
Para concluir, si antes de la aparición de la Covid19, según Forbes, el 84% de los proyectos de transformación digital fallaban, hoy no tenemos margen para fallar. Donde no había toma de decisiones por riesgo, hoy el riesgo te toma a vos. Siempre que hubo crisis, hubo oportunidades. Hoy la oportunidad está más que nunca en transformarse digitalmente y entender que no se trata de una transformación, sino de una evolución digital constante en la que todo tiene que estar alineado: la tecnología, el propósito, la gente, los procesos y la cultura.