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Redacción Adlatina |
Por Samuel Estrada
Business lead regional de Commonwealth McCann South America West
Tomé prestadas las palabras del general Simón Bolívar al coronel Juan José Rondón y sus lanceros en la batalla del Pantano de Vargas por la independencia de Colombia para darle título a este escrito, por una razón fundamental: hoy la creatividad es de vital importancia para recuperarnos de las graves consecuencias que puede dejar la pandemia global de la Covid-19.
Conocemos, y estamos viviendo ya, cómo este virus está afectando la salud de nuestros países, pero me refiero a las consecuencias económicas y sociales que también trae consigo. Al fuerte golpe que el virus les está dando en este momento a los pequeños comercios y a la economía de la calle. Sólo por un segundo, hagan el ejercicio de recorrer mentalmente las cuadras cercanas a sus oficinas habituales, piensen en cuantos vendedores ambulantes veían, cuantas lavanderías, almacenes pequeños, restaurantes diseñados sólo para el almuerzo de los trabajadores cercanos. Piensen en el comercio informal, los que venden accesorios para celulares, fruta, jugos, chicles, mentas y cigarrillos. Piensen también en las personas que recibían el pago por servicios diarios: empleadas domésticas, conductores, jardineros, manicuristas y peluqueros. Esto, sólo para tener en la cabeza una pequeña porción de quienes hoy están sintiendo esa falta de aire y angustia por sobrevivir que produce el virus mismo.
Por eso hoy la creatividad tiene una gran tarea por delante. Por eso hoy las ideas están siendo llamadas a encontrar soluciones diferentes a un problema. Como siempre lo hemos hecho, pero de un modo en que nunca lo hicimos antes. Hoy los creativos tenemos una responsabilidad con la sociedad. Hoy nuestras ideas pueden ayudar a minimizar el frenazo económico, hoy nuestras ideas pueden encontrar modelos diferentes para que las personas que viven del día a día puedan recibir dinero desde ya, vendiendo un servicio futuro, como lo hace Pay It Forward de Verizon en los Estados Unidos. Hoy podemos pensar en mensajes que ayuden, que den ánimo, que nos motiven a quedarnos en casa y también en soluciones de fondo que ayuden a cambiar una realidad que tenemos que aprender a manejar.
Todo vale y la motivación puede ser cualquiera: si alguien lo hace por un trofeo en forma de animal o de diosa griega o si lo hace simplemente por la convicción y la vocación de ayudar, da lo mismo. Lo importante es que lo hagamos, que salgamos a buscar esas ideas con la misma fuerza y dedicación con que lo hacemos todos los días para las marcas que nos encargan su manejo y su imagen.
Si es cierto que estamos todos los días aprendiendo a manejar esta situación, a manejar el confinamiento y la soledad de las calles, a manejar las relaciones familiares de veinticuatro horas y el always office más que el home office. Pero en este proceso debemos crear el espacio para pensar en cómo vamos a salir adelante, cómo nuestras ideas pueden hacer una diferencia. Como nuestras ideas pueden ayudar a las personas a través de dinamizar la economía, de formular nuevas estructuras para el consumo. Y sí, hablo del consumo abiertamente porque es importante, porque no puede parar, por el bien de todos.
Dependemos de que el dinero se siga moviendo, de que los comercios sigan vendiendo y de que, sin movernos físicamente, nos sigamos moviendo. Pensando en soluciones: soluciones para las marcas, para los servicios, para los negocios y para las personas. No es una noticia para nadie que el mundo cambió, eso ya es una realidad, pero hay una comunidad de mentes creativas que está llamada a poner ideas sobre la mesa para hacer que este cambio no se convierta en una recesión global en que la dificultad para respirar vamos a sentirla todos y sin movernos de nuestras casas.
Si tenemos la osadía de definir nuestro trabajo con un adjetivo, hagámosle honor. Este es el momento en que las ideas salvan trabajos, negocios, marcas y personas. Este es el momento de las ideas, y el mejor reconocimiento puede que no sea estar parados sobre un escenario, pero sí llegar a mantener a una sociedad, a un país y a un continente en pie, como lo hicieron en su momento Bolívar y Rondón.