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Redacción Adlatina |

Quince observaciones después de venir quince años a SXSW

Norberto Zylberberg, CCO y fundador de Socialisssima y habitante de la capital del estado de Texas desde 2002, vuelca en esta nota la mirada experimentada de quien ya conoce de memoria el mayor evento anual del cine, la música y los medios interactivos.

Quince observaciones después de venir quince años a SXSW
Zylberberg, con el SXSW 2019 detrás: “La belleza en los cambios visuales de los motores de SXSW sigue intacto”, afirma.

Tratar de resumir un evento de diez días es imposible. Por eso, honraremos el título de esta nota con detalles, sensaciones y subjetividades muy puntuales. Quienquiera la versión max ya sabe dónde encontrarme (o busque el material online).


1. La charla de Gwyneth Paltrow (CEO de Goop y actriz) con Poppy Harlow (CNN) no tuvo desperdicio: “La cultura de tu empresa es tu business plan”. Pum.

2. Ryan Berger y la plataforma de HYPR, que identifica, mide y contacta influencers, microinfluencers y nanoinfluencers, es una maravilla: “Ya son una economía de escala que puede complementar estrategias en múltiples plataformas”.

3. Neil Pasricha ―autor canadiense que arrancó muy arriba, al estilo predicador evangelista de tele― dejó un par de frases interesantes: “Maybe in the era of bots, we trust brains” y “value of curation nowadays is skyrocketing”, y además presentó a Frank Warren, el creador de Postsecret, un proyecto alejadísimo de la tecnología y muy cerca de los secretos del ser humano.

4. El nivel que se vio en 2018 con Westworld no pudo ser igualado por HBO con la experiencia de Game of Thrones y la donación de sangre. Y aunque el componente social de la activación fue interesante, si te dicen que esa sangre se recolectó durante SXSW, ¿la recibirías?

5. Josh Costantine (TechCrunch) entrevistó de una manera impecable a Kevin Systrom y Mike Krieger (fundadores de Instagram), dándoles palos y abriéndoles espacios para que se muestren de manera sincera. “Is your struggle meaningful?”, fue la pregunta que se hicieron durante mucho tiempo estos dos genios. Y parece que sí, que valió la pena.

6. Safi Bahcall, sin presentaciones y sólo hablando a un auditorio repleto explicó la necesidad de tener un equilibrio en las empresas, comparándolo con la temperatura de 0 grados (y cómo fluctúan las moléculas generando agua y hielo). El libro, aparecido en estos días, se llama Loonshots: How to nurture the crazy ideas that win wars, cure diseases, and transform industries, y si tiene el 30% de lo que oímos en esa sala, ya vale la pena.

7. Cuando a Chip Conley lo llamó Brian Chesky (fundador de Airbnb) a sus 52 años para que virtiera sobre la empresa todo su conocimiento de hotelier refinado, no sólo lo sumergió en un mundo tecnológico que desconocía, sino que lo ayudó a reenfocar su personalidad y a redefinir la “middlescence”. Su libro The magic of a modern elder y la creaciónen, en el sur de California, de su academia para resetearse para lo que sigue, pintan bien.

8. Bozoma Saint John no es solamente una cara bonita: es un torbellino de ideas, personalidad, inteligencia y frescura. “Mis padres no creían que debíamos asimilarnos”, cuenta quien a los 12 años llegó de Ghana. “No hables solamente con la gente que está de acuerdo contigo”; “be your culture”; “be brave, not perfect”: una máquina de desparramar confianza.

9. La creación de música a través de la neurociencia ya es un hecho. El equipo de Doug Eck de Google AI, a través de estudios en el cerebro humano, predice qué tipo de música tendrá mejor recepción en el oyente. Y hasta estudia cuánto está dispuesto a pagar un usuario, de acuerdo a percepciones neurosensoriales. Sí, 2025 ya llegó.

10. De música podríamos estar hablando de aquí hasta el SXSW 2020. Y entre que cada día se hace más difícil estar atento y con fuerzas por al menos 17 horas al día, hay que hacerse un ratito para disfrutar estilos tan opuestos como Joan Jett o Yellow Fangs.

11. David Byrne sorprendió mostrando el pasado y el futuro. Proyectaron su filme de 1986 True stories remasterizado, y presentó al equipo que lo acompañó sobre el escenario. Pero además, más temprano había mostrado el proyecto Reasons to be cheerful, que exhibe casos de éxito en varias áreas sociales contrarrestando la negatividad y la falta de perspectiva de la humanidad. Una fuente inagotable de inspiración.

12. No fui a ver a ningún político, ya que creo que SXSW se está utilizando de trampolín individual. Mientras en los Estados Unidos no haya un tercer partido, la cosa no va a cambiar. Lo único que visité fue el Twitter Museum de Trump, una exhibición increíblemente bizarra.

13. El festival encontró un espacio para potenciar el próximo gran boom en los Estados Unidos: Cannabusiness. Y no solo lo está haciendo desde los productos a desarrollar, sino multiplicando la presencia de políticos a cargo del lobbying (replicando el esquema israelí), para subirse al top ten en los próximos años.

14. La belleza en los cambios visuales de los motores de SXSW sigue intacto: los techies más pulcros y políticamente correctos inauguran la oleada; los artistas con la mirada perdida en su próxima obra aparecen promediando la mitad del festival, y hacia el final aparecen los tríos o cuartetos de gente vestida con pantalones chupines, raros peinados nuevos y colores variados, con instrumentos al hombro y amplificadores con rueditas. A conquistar las almas de sus próximos fans.

15. El mayor cambio que noté en muchas charlas fue cierta rebeldía a dejar todo en manos de la tecnología. Da la sensación de que en algunas empresas, en ciertas corrientes de pensamiento y los círculos entrepreneurs se está hablando de que “se está perdiendo el control”, “la tecnología nos sigue deshumanizando” y demás. Creo que lo importante es el equilibrio y la complementación, pero eso es fácil de decir cuando uno no nació con un iPhone en la mano.

Veamos qué trae el SXSW 2020.