Management > Global | EL REVUELO LLEGÓ HASTA EL PARLAMENTO BRITÁNICO
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La semana pasada, cientos de hombres de negocios asistieron felices a la cena de caridad del Presidents Club de Londres, una reunión de recaudación de fondos anual de la entidad integrada sólo por hombres.
Luego del evento, los presentes y la gente del gobierno se vieron en figurillas para explicar y defenderse de un agudo reporte aparecido en el Financial Times, según el cual múltiples empleadas femeninas de la reunión fueron acosadas, manoseadas e insultadas.
El Club inicialmente respondió que estaba “espantado por las alegaciones de mala conducta en el evento informadas por reporteros del Financial Times”. La cena recaudó varios millones de libras esterlinas destinadas a niños marginados, según su declaración. “Esas conductas son totalmente inaceptables. Las alegaciones serán investigadas en forma total, y se tomarán las acciones apropiadas”, siguió el reporte del Club.
Pero el WPP, una regular presencia en el Presidents Club, dio por terminada su relación con la entidad.
“Estamos terminando nuestra asociación con el evento”, dijo un portavoz del holding en una declaración vía e-mail. El WPP, el mayor grupo publicitario global, dijo que siempre había auspiciado una mesa en la cena para apoyar la recaudación de fondos para organizaciones de caridad como el Great Ormond Street Hospital. La compañía y sus integrantes no estaban al tanto de los supuestos incidentes ocurridos en el evento, dijo el WPP.
Pero posteriormente el Presidents Club informó que no realizaría más eventos recaudatorios y sería cerrado, según una declaración por e-mail hecha por un vocero.
Queda por verse si todo eso calmará el furor desatado por la reunión de días atrás.
En las filas del gobierno, la parlamentaria Justine Greening, que renunció furiosamente al gabinete de la primera ministra Theresa May, instó a las empresas que habían asistido al evento a que publiquen la grieta existente entre los salarios de sus hombres y mujeres. La ministra Anne Milton estuvo de acuerdo con ese pedido y puso un plazo de pocos días para que fuera respondido.
Durante una ruidosa reunión en la Cámara de los Comunes, Milton dijo a los legisladores que “hay una asociación entre la gente rica y esta clase de actitudes. Para mí es extraordinario que en pleno siglo XXI todavía emerjan este tipo de acusaciones. La gente necesita saber si hay una línea y por dónde pasa. Esto también tiene que ver con la actitud”.
También se le preguntó a la ministra Milton sobre el reporte de que el Secretario de Relaciones Exteriores Boris Johnson había sido parte del evento. “El Secretario no sabía nada de su inclusión en cualquier subasta y de ninguna manera endosó al evento”, dijo Milton. El vocero de Johnson no respondió a las preguntas.
Las alegaciones llegan cuando las campañas de #MeToo y #Time’sUp han desatado un mar de fondo de resistencia a las conductas rudas de hombres en las industrias, desde la producción de películas hasta la arqueología. En respuesta, la compañías están reforzando su entrenamiento contra los acosos y poniendo distancias con prácticas y tradiciones que están fuera lugar.
Esto no cambió el tono de la cena, según el FT, que dijo haber tenido dos reporteras trabajando como mesoneras y en otros puestos durante la reunión. Según el artículo, 360 figuras de los negocios británicos, la política y las finanzas asistieron al evento y fueron servidos por 130 mesoneras, que vistieron –a pedido de los organizadores- uniformes escasos con ropa interior de características similares y tacos altos. En un after-party, muchas de las mesoneras fueron manoseadas, acosadas sexualmente y recibieron propuestas sexuales de los asistentes.
El Great Ormond Street Hospital, que atiende a niños con enfermedades severas, dijo en una declaración que estaba “impactado” por la conducta atribuida a los presentes, y que devolvería cualquier donación que pueda recibir del evento.
En el Foro Económico Mundial de Davos, colmado de hombres de negocios, financistas y políticos, el articulo se convirtió enseguida en un tópico de conversación. Dos ejecutivos de relaciones públicas, que hablaron por separado, defendieron a cualquier asistente potencial.
Uno argumentó que el mero hecho de la presencia de personal femenino en un evento exclusivamente masculino no es negativa, y que tal vez los asistentes no tenían idea de que todo terminara como concluyó. Algunos banqueros senior fueron más circunspectos, al reconocer que la industria financiera tenía un problema de género, aunque no había oído hablar de estos eventos con anterioridad.
El CEO del WPP Martin Sorrell no asistió a la cena, y la mesa del holding fue presidida por Andrew Scott, chief operating officer para Europa, informó el FT. Sorrell dijo a la BBC que él nunca había visto previamente algo parecido a la conducta descripta por el artículo.