Publicidad > Global | MÁS RESÚMENES DEL FESTIVAL
Redacción Adlatina |
Pasó el vendaval de 12 días (y noches) interminables por Austin y dejó muchas cosas interesantes, como siempre. Como se podrán imaginar, es muy difícil resumir todo en una sola nota, pero aquí va el intento.
En general tuvo menos concurrencia y eventos que otras veces (lo cual hizo que en vez de ser gigante, sea solamente enorme): la empresa RSVPster, que hace RSVP automáticamente a todas las fiestas que rodean el Festival, dijo que en 2017 se registraron sólo 350 fiestas, 100 menos que en 2016; los grandes stands de Doritos con Lady Gaga o Fader con Drake o Kanye West no se repitieron, y en gran medida fue porque muchas empresas decidieron reenfocarse en el “descubrimiento de nuevos artistas”, que fue lo que dio origen al festival en 1987. Esto, sumado a que en el centro de Austin los pocos espacios abiertos que quedan están cada vez más caros de alquilar, hizo que este festival número 31 fuese distinto.
Cuando me refiero a la crisis de identidad –más allá de los aspectos organizacionales– noté muchos paneles, manifestaciones artísticas y sentimientos muy vinculados a la nueva realidad política y social estadounidense.
Parafraseando a un periodista de Wired, en muchos aspectos nos agarró la “resaca” de todo eso que creíamos genial en 2013. Todo lo que se veía tecnológicamente avanzado, en pos de una mejora de la humanidad, devino en algo medio tenebroso y en varios casos lleno de odio.
Mucha gente que antes daba por sentada su seguridad individual hoy teme por su privacidad. Mucha gente que antes daba por descontada su libertad de expresión hoy se siente amenazada. Mucha gente que ni siquiera se preocupó por ir a votar hoy siente que su futuro está en juego.
Y mucha de esa gente se acercó a escuchar a periodistas, artistas, inventores, directores de cine y escritores, en busca de respuestas. Y en ese aspecto este SXSW fue distinto.
Jill Solloway (escritora y directora de Transparent) no sólo demostró cómo hizo para hacerse notar en un mundo dominado por “hombres blancos” sino que además hizo un excelente ejercicio en donde hizo que los varones y mujeres de la audiencia participáramos de una forma increíble, para entender las diferencias que nos separan.
Tinder, famosa aplicación para tener sexo casual, se metió de lleno en la cuestión de la identidad y orientación sexual de sus usuarios al comprobar que la comunidad transgénero sufría amenazas y era cada vez más marginada (on y offline). No solamente cambió su formato sino que puso sobre el tapete un tema que ha sido tabú por años.
Bob Cialdini (investigador de la metodología de la persuasión y autor de Influence) explicó en una charla amena con Guy Kawasaki lo que él considera vital hoy en día: la “pre-suación”, o las técnicas que se pueden aplicar aún antes de emitir siquiera un mensaje persuasivo. “Nos creemos que nuestra identidad y formación siempre nos lleva a tomar decisiones racionales… y eso casi nunca eso es así”, afirmó.
Richard Yonck habló ante una sala repleta de los cambios y las interacciones en una “economía emocional”, en la que se está pasando de un modelo de vendedores/compradores a uno de cazadores/presas, y en la que los algoritmos nos van a continuar persiguiendo en forma persistente, a menos que surja lo que llamó la “Friendly Artificial Inteligence”. Con eso dejó al auditorio boquiabierto, y con más preguntas que al principio. Pero las charlas sólo duran 45 minutos.
“Share or Die: Is Future of Manufacturing Open Source?”, con el Danish Design Center como curador, podría haber sido un típico “te atrapo con el nombre de la conferencia y en realidad es una porquería” (como me ha pasado muchas veces), pero en realidad fue un flash. Que la gente de Bang & Olufsen le permita a los estudiantes usar sus instalaciones y experimentar utilizando sus patentes “sin costo alguno” es como lo que dijo uno de los panelistas: el mundo va para allá. “Si hace veinte años yo te decía que ibas a dejar a un tipo que venga desde el otro lado del mundo a dormir a tu cama, me ibas a decir que estaba loco”, ejemplificó. Los daneses siempre creyeron que su identidad es formar una sociedad lo más abierta posible, y en este camino seguirán siendo pioneros.
La Anti Difamation League anunció la formación del primer centro de investigación y lucha con el cyberterrorismo y el odio online, para proteger a las minorías del exceso y la persecución en redes sociales en pos de favorecer la preservación de la identidad individual y grupal. Tomará el toro por las astas, y defenderá a cualquier grupo religioso amenazado.
Buzz Aldrin, el famoso astronauta, tiró una frase demoledora: “Exploramos o expiramos. Eso es todo.” Boom.
Vance Jones fue quizás uno de los pocos periodistas que fue de frente y al punto: basta de quejarnos de los que pasó. “Aprendamos lo que sucede al ser solamente espectadores desde nuestros teléfonos, y busquemos nuestra nueva identidad peleando por lo que es nuestro –dijo–. No contra un enemigo: basta de dividir. Dejemos de ser hipócritas y entendamos que nadie nos regalará nada”. Lo sentí como un baldazo de agua tercermundista muy refrescante a una sociedad paralizada y cuasi perpeleja. Y que CNN sea parte de la “revolución” es bastante increíble de explicar.
Pero tampoco sería justo pensar que todo fue tan serio y tremendista: estuvieron tanto las maratónicas sesiones de cine y música, donde aparecieron artistas super nuevas como Woodes (mezcla Australiana alegre de Bjork y Lorde), como conciertos sorpresa de gente más conocida como Lana del Rey. Las películas tuvieron su lugar, aunque está vez sólo pude meterme a ver pocas cosillas –me encantó el corto Quadrangle. También se presentó ContraBanned, un espectáculo con músicos de todos los países impedidos de entrar a Estados Unidos por disposición del gobierno de Trump. Bueno, si vamos a deternos en música y cine, esta nota no termina más.
Los premios de Innovación fueron interesantes, ya que el primer premio se lo llevó un invento de aplicador de medicina sin perforación (una aguja sin aguja) y también fue premiada una aplicación que no permite al empleador saber el género ni la raza del entrevistado, una especie de “blind recruiting app” llamada Blendoor. Charlando con la inventora, Stephanie Lampkin, me contó que lo que la impulsó a desarrollar esa aplicación fue que no podía conseguir los mejores trabajos por ser mujer y negra, aunque tenía las mejores notas de una de las mejores universidades del país. Desde entonces, las cosas empezaron a cambiar para bien.
La categoría Gaming, que se incorporó al festival hace 4 años y que viene creciendo, premió a Uncharted 4 y entre los indies Arena Gods y a Owlboy. No soy muy fan de los juegos, pero reconozco que le agregaron frescura y nerdismo divertido al festival y que además cada vez son más importantes en la economía. Ni que hablar de Nintendo Switch, que copó la parada y las filas por momentos se tornaron interminables. En el mundo del VR sólo pude ver mejoras de lo que se ve por todas partes, aunque el hecho de haberme mareado un poco más puede ser el resultado de la mejora de las gráficas.
El esfuerzo de los países por mostrar sus avances y reafirmar su identidad fue muy valioso, al menos en los casos que conocí más en particular. La casa argentina vino con un grupo muy fuerte, diverso y compenetrado, entre el gobierno, los entrepreneurs y la gente que se acercaba a ver las múltiples novedades (desde empresas de realidad virtual y 360º hasta formas digitales de dejar de fumar).
Casa México tuvo que esforzarse mucho más, ya que el discurso político actual los pone en la mira, y lograron excelentes resultados y participación. El cónsul en Austin abrió las puertas de par en par. No sólo hubo grandes conciertos, sino también entre otras cosas una degustación de cerveza artesanal mexicana (Calavera Beer) y una actividad grupal llamada “La cuerda que une”, a cargo de FCB México. Con una combinación de pantallas inteligentes, dispositivos de presión y una cuerda tradicional, atraviesa las fronteras para enseñar a los niños a 1.500 kilómetros de distancia sobre la igualdad y la unidad.
La delegación Española siguió acostumbrándonos a la calidad y cantidad en todo sentido: sus grupos musicales (entre los que me gustó mucho Izal), sus exquisitas paellas gratuitas para todo público y sus innovadoras empresas y startups que siempre tienen un lugar importantísmo en las delegaciones. En este caso, agradezco personalmente a la gente del ICEX y el lugar que le dieron a The Epic School para lanzar su plataforma en los Estados Unidos. Fue la primera vez en 15 años de SXSW que me tocó dar una charla, ¡y lo bien que me hicieron sentir!
¡Salud!
Por Norbi Zylberberg, fundador de Socialisssima.