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Redacción Adlatina |

Animación: entre el arte y los negocios

En la tercera jornada de Expotoons, Rodolfo Pastor, director; José María Ferrucci, de Hook up; Javier Laurenco, de Flamboyant; Gonzalo Speranza y Esteban Echeverría, de Nut´s, analizaron el escenario actual del cine de animación y afirmaron que, para crecer, el sector debe contemplar las esferas artística y comercial.

Animación: entre el arte y los negocios
El panel de animadores argentinos debatió sobre el panorama nacional de la industria de animación.

 

Al igual que lo hicieron el cine y el diseño gráfico en la primera mitad del siglo XX, la animación debe abrirse camino como industria en Argentina, pero sin menoscabar sus pretensiones estéticas. Esa fue una de las conclusiones a la que arribó el panel de animadores argentinos conformado por el director Rodolfo Pastor, junto a José María Ferrucci, de Hook up; Javier Laurenco, de Flamboyant; Gonzalo Speranza y Esteban Echeverría, de Nut´s, en la tercera jornada de Expotoons.

“Es necesario profesionalizar la animación y hacerla industria, pero cuesta mantener la estructura y el capital humano de trabajo”, comentó Speranza.

Para el productor, esta problemática deriva de que es difícil para el sector conseguir inversores que aporten recursos para potenciar la emergente industria. Por este motivo, dijo, los productores deben trabajar en conjunto con el fin de desarrollar un trabajo más eficiente y económicamente atractivo. “Las productoras tienen que ponerse de acuerdo en materia de coproducción y tener claras las características del film que quieren producir, su nicho y qué productos pueden derivarse de la película”, señaló. Asimismo, el referente de Nut´s expresó: “Hay que lograr un equilibrio entre la dimensión estética y comercial, porque cuesta pensar a la animación como negocio y conseguir inversores”.

Con respecto a esta cuestión, Pastor sostuvo que para lograr que la animación se convierta en una industria y que los empresarios inviertan en ella es necesario que cuente historias estéticamente bellas que aborden las problemáticas psicológicas profundas del pueblo argentino. “Siempre tratamos de parecernos a un cine que no es nuestro y encima es repetitivo. Sin embargo, hay caminos alternativos que permiten engranar y contemplar lo que siente nuestra gente. Si la animación logra hacer eso, ahí vamos a hacer dinero”, aseveró. Y agregó: “Siempre nos quejamos de que el dinero no alcanza, pero hay que hablar de las obras, no solo del dinero”.

En este aspecto coincidió Ferruci al afirmar: “Tienen que convivir el arte y la industria para generar productos dignos. Es necesario que existan grandes producciones y, al mismo tiempo, creaciones de autor. Y para ello, no es necesario copiar modelos”.

En cuanto a los posibles recursos para incentivar a la industria nacional de animación, el representante de Hook Up advirtió que sería positivo contar con una legislación que regule la cantidad de producción argentina y extranjera que emita cada señal de dibujos animados. “En Argentina existen varias señales de animación, pero se emiten pocos productos animados argentinos, por eso debería existir un marco jurídico que incentive la transmisión de animaciones nacionales”, advirtió.

En relación a esto, Laurenco comentó que una de las dificultades para que se difundan más animaciones argentinas dentro de los canales infantiles es que existe poca cantidad de animación producida a nivel nacional en comparación con otros mercados y que para revertir esta situación se necesita más gente que trabaje en el sector. “Falta volumen de mano de obra”, aseguró.

Por su parte, Echeverría reconoció que el área debe reflexionar sobre el tipo de profesional que se forma en las escuelas de animación, puesto que muchos de sus egresados carecen de conocimientos esenciales de narrativa cinematográfica. “De las escuelas de animación salen buenos profesionales técnicos pero tienen poco conocimiento cinematográfico. Entonces, hay que plantear una exigencia a nivel institucional sobre el tipo de profesional que queremos”, apuntó.

Finalmente, Pastor señaló que tiene que existir una relación simbiótica entre el productor, que quiere generar divisas, y el director, que tiene intereses artísticos, y expresó que el fin primordial del cine de animación es producir buenos relatos. “La gente quiere que le cuenten historias, porque el arte le da sentido a la vida”, concluyó.