Paul Ryan lleva a la mesa una cierta experiencia en marketing

Aunque no causó el revuelo de indignación que produjo John McCain cuando eligió a Sarah Palin en 2008, el aspirante a candidato Republicano Mitt Romney unió a los conservadores e irritó a los Demócratas al elegir al joven y temerario Paul Ryan, de 42 años y representante de Wisconsin, como su compañero de fórmula para las presidenciales norteamericanas.

Con Ryan a su lado en el ticket, Romney ha rebautizado su fórmula como “América’s Comeback Team”, mientras desde el campamento de Barack Obama se la llama “Go Back Team”, en referencia a una vuelta a las políticas de la era Bush.

A pesar de la ola de protestas generada en los expertos, no queda claro todavía qué efectos producirá Ryan en la candidatura de Romney en las elecciones generales. Por ahora, la naturaleza agradable del aspirante a vicepresidente convencerá a los últimos reductos adversos del partido Republicano y ganará la atención de aquellos que prefieren un gobierno pequeño y fiscalmente responsable. Los Demócratas, entretanto, ya lo están describiendo como un candidato anti-femenino, anti-gay, anti-mayores por elementos de su presupuesto, y probablemente estén preparando una catarata de spots de TV para reforzar esos argumentos.

Cualquier sea el caso, la elección de Ryan dificultará mucho más a los Demócratas focalizar su campaña en cualquier otra cosa que la economía y los gastos del gobierno. Y hará que la campaña de Romney y sus poderosos Super PACs probablemente produzcan mucho más dinero efectivo para publicidad a medida que se acerque la fecha de las convenciones.

Es interesante el hecho de que Ryan puede tener algunas ideas sobre cómo gastar ese efectivo. Se supo que el nuevo candidato tiene una buena experiencia en marketing, y en algunos casos ha mostrado una aptitud especial para el tema. En su juventud, Ryan condujo el Oscar Mayer Wienermobile. Ser un “hotdogger”, como eran llamados, significa ser un personaje competitivo. Cada año Oscar Mayer atrae miles de aplicaciones; de estas, seleccionan 30 personas para recorrer el país, a menudo a los campuses de las universidades.

Previo a haber sido elegido para una banca en la Cámara de Representantes, Ryan pasó un tiempo como consultor de marketing del negocio de la familia, la firma Ryan Inc. Central, de Janesville, Wisconsin, que maneja proyectos inmobiliarios.

Ryan Lizza, de The New Yorker, que recientemente escribió un excelente perfil de Ryan, destacó que su papel en el marketing fue su única experiencia en el sector privado como adulto, y que lo ayudó a completar su curriculum como candidato para los cargos públicos.

La primera campaña electoral de Ryan tomó ventajas de su nombre en el terreno del marketing. Los Ryan constituyen una de las tres prominentes familias de Janesville, y, según el perfil del New Yorker, “un aviso lo mostraba caminando por el cementerio de Janesville entre las tumbas de sus antepasados. El ganó la elección, y así se convirtió en el segundo miembro de su familia en llegar a la Cámara, y ha sido reelecto fácilmente desde entonces”.

Ryan también fue un buen marketer de sus ideas en el Congreso y en el D.C., aunque esto último llegó luego de algunas frustraciones. Su primer intento de llegar a la administración Bush detrás de una ley de Seguridad Social fracasó, y Ryan culpó de la falla no a defectos de la idea sino a la dificultad de Bush de comunicar apropiadamente el plan al público norteamericano. “La Administración hizo un pobre trabajo para venderlo”, le dijo a Lizza, del New Yorker, al explicar que Bush se ocupó de la seguridad social después de la reelección sin hacer una venta previa de la idea. “Uno tiene que preparar el terreno para esas cosas”, explicó. “No se puede aparecer de golpe con eso después de haber ganado… No hay que dejar que los ingenieros conduzcan el departamento de marketing”.

Más recientemente, Ryan se hizo famoso por sus propuestas de presupuesto, presentadas como una alternativa a las iniciativas del presidente Obama.

Si Romney podrá utilizar las capacidades de Ryan para asegurar su triunfo en las elecciones es algo que queda por verse, pero en todo caso es mejor que la alternativa de una persona mediática y mal preparada, o un político experimentado con tendencia a equivocarse a cada paso.