Publicidad > Iberoamérica | LOS FAVORITOS DE JULIO
Gabriel Dreyfus |
La gráfica desierta tiene una sola explicación: lamentablemente, ningún anuncio de julio me pareció digno de ser destacado.
Puedo equivocarme, pero es mi opinión.
Sin embargo hay algunos avisos y varios comerciales que con un “toque conceptual” darían ganas de mover la cola, pero…
El Crisantemo del Emperador, en cambio, es una leyenda japonesa: cuenta que, impresionado por la descripción de una plantación de crisantemos, el Emperador ordenó que le anunciaran al floricultor que él iría a visitarla al día siguiente. El hombre trabajó toda la noche y, al llegar la comitiva imperial, hallaron un páramo cubierto de plantas cortadas.
“¿Qué has hecho insensato?”, preguntó el jefe de la guardia y agregó: “Por este insulto mereces la muerte”.
El floricultor, sin osar mirarlo a la cara, se dirigió al Emperador: “Mi señor, anoche revisé todos mis crisantemos y creí que sólo uno era digno de usted”.
Creo que sobrevivió…
En julio floreció un Crisantemo del Emperador: toda la campaña de Del Campo Nazca Saatchi & Saatchi (Argentina) para su cliente Cadbury Stani es muy buena, pero el comercial La cuenta me pareció tan excepcional que lo dejo solo.
Mis felicitaciones a todos los responsables.
Hubo otras campañas y comerciales de TV que, a mi juicio, merecen ser destacados.
Rata, Arbolito y Bagre –campaña de Kepel & Mata (Argentina) para un producto de su cliente Clarín- son tres comerciales que necesitan verse para entender todo el concepto, los tres me parecen muy buenos y se potencian entre sí.
Poniéndome en la piel de una ama de casa (pero sin depilarme), me pareció muy bueno el comercial Pelea de la agencia Knowjau (Paraguay) para un producto de su anunciante Iris.
Felicitaciones a Knowjau o juatever!
Y last but not least, como diría Cheispier, debo destacar el comercial Master of the Sopas de la agencia Madre (Argentina) para un producto de su cliente Molinos Río de
No es el primer comercial de la serie Mamá Luchetti que juzgo, pero me parece el mejor y debo confesar que me equivoqué: un chico llamado Matías canta el jingle y su mamá compra…
No debe ser la única y, además, yo no soy el target: crecí, envejecí y me sigue gustando la sopa de tapioca.
Hasta el mes que viene.
Gabriel Dreyfus
gdreyfus@adlatina.com