Medios > Global | AJENO AL PASO DEL TIEMPO, EL PERSONAJE REPRESENTA A AMPLIOS SECTORES SOCIALES
Redacción Adlatina |
Quejarse del número de comerciales que aparecen en la TV es cosa común, porque, bueno, hay muchos comerciales en la TV. Pero el tema ha tocado una cuerda más profunda entre los televidentes más constantes de Estados Unidos cuando nadie menos que Dagwood Bumstead se unió al coro de críticos.
“Nunca he visto tantos comerciales seguidos como ahora”, se queja Dagwood a su esposa en un reciente episodio de “Blondie”. Agregó: “Las cadenas deben pensar que los televidentes no tienen nada que hacer más que mirar un poco inteligente comercial tras otro”. Al no ser alguien que produce molestia alguna, por supuesto, el señor Bumstead admite en el final de la tira que él no deja de ver los avisos, de todas maneras.
El puede no haber dejado todo así, sin hacer otra cosa, pero los marketers harían bien en escuchar al fervoroso amigo.
Muchos de nosotros descartamos a Dagwood cada día, y con buena razón. El hombre ha estado pegado a la misma aburrida oficina durante décadas; recibe una patada en el trasero cada vez que pide un aumento; necesita un nuevo corte de pelo (¿cómo hace para tener esos pelos tan firmes en forma horizontal?), y parece ahogar sus penas de la vida en cantidades insólitas de comida y en sandwiches gigantescos. Nos preguntamos por qué Blondie no lo ha reemplazado todavía por un pretendiente con más energía y vigor (cosas que ellos usan cada vez que se abrazan con arrebato).
Dagwood puede ser un desventurado torpe que cambió fortuna por amor, cuya familia y vida profesional penden de un hilo, pero también sirve como un tremendo ejemplo de habitante promedio. Si a él no le gusta algo, es fácil que a otro tampoco les guste. Así que, marketers, ustedes no puede ignorar a Dagwood sin correr peligros.
A lo largo de sus tiras, Dagwood ha tomado como tema todo desde la radio satelital hasta la calidad de la manteca artificial volcada sobre el popcorn que se come en las salas de cine. No pensamos que él es el único árbitro de lo que “pega” con la gente, pero sí pensamos que si él tiene una preocupación por una idea, existe la posibilidad de que otros también la tengan.
Se trata de un personaje de una de los más viejos historietas del país, que apunta a los lectores que no han abandonado sus diarios de tamaño sábana por lo último en información digital.
Los lectores de diarios, son, después de todo, la multitud que continúa comprando los productos de Procter & Gamble y Unilever y Kimberley-Clark que ya compraban en su juventud. Como baby boomers, hay más posibilidades de que haya más audiencias en la parte superior de la demografía de sus consumidores que se muevan hacia una posición similar.
Jefes de TV abierta y ejecutivos de agencias de publicidad regularmente hablan despectivamente de la emisión de demasiados avisos a la vez. Spike TV. de Viacom. llegó el año pasado a hacer cortes comerciales que duraban entre ocho y diez minutos, y los compradores de avisos nos dicen regularmente que ese canal no es el único “malo de la película” en el tema TV.
El simple hecho, no obstante, es que ninguno realmente pone la TV para ver comerciales. Y cuántos más avisos se pasen en un corte comercial, más cansado y frustrado se vuelve el consumidor. Como demostraron los Bumsteads, no todos los hogares norteamericanos tienen un DVR listo para usar.
Alguna gente sólo quiere volver a su casa desde otro día agotador en el trabajo, encender la TV y olvidarse de sus penas. Pero a esos anunciantes y ejecutivos de TV que le negarían a alguien ese simple placer, Dagwood Bumstead les ofrece una vigorizante lección sobre los malos sentimientos que usted está desparramando entre la mayoría del público.
Esperemos que él no tenga un chat con Hi y Lois o con las mujeres del Apartment 3-G, porque eso sí que podría despertar una verdadera rebelión anti-anunciantes.