—¿Por qué hace lo que hace?
—A esta altura, porque es inevitable. Me enamoré de la profesión del VoiceOver casi de casualidad. Me fui cruzando con una vocación que me tomó por sorpresa, que luego supe hacer crecer. Soy consciente que dentro del durísimo proceso de producción, tengo el privilegio de “ponerle la frutilla al postre”. La locución tiene un lugar muy gratificante, muy retributivo. Y la voz es casi como el violín. Nada viene de más adentro que lo que decís, y cómo lo decís. Pero por ahí lo loco es la interdisciplina, me marcó muchísimo el ser músico, siempre levanté mucho de oído y lo entrené también; con el inglés también siempre fui un obsesivo en observar, imitar, interpretar, reinterpretar, remixar.
—¿En qué proyecto está trabajando actualmente?
—¡En como diez! Uno que necesita un parche, otro que estamos pitcheando juntos, otro que lo necesita mañana a las 9, pero “te vamos a mandar el guión a las 8:45”, así que desayuná Zucaritas con Red Bull, flaco, en fin. Acaba de salir un comercial de Gatorade con Leo Messi (y su legado) como protagonistas, donde le pongo la voz en inglés. Un argentino le pone la voz en inglés a una campaña mundial a nuestro ídolo. Se me pone la piel de gallina de pensarlo. Recientemente abrí la puerta a Narnia cuando empecé a trabajar en algo que siempre me fascinó pero que no había tenido la oportunidad de hacer: el mundo de los documentales.
—¿Qué otras cosas hace además de la locución?
—Como dije antes, soy músico pianista, (además toco acordeón, flauta traversa, y mezclo los voiceovers sobre música). Me fascina el proceso de remixes, donde esté el juego de “ser creativo en un mundo donde está todo inventado”. Sorprender la percepción. Actualmente soy parte un proyecto que se llama Now & Then, donde hacemos un DJ Set de música electrónica (deep/melodic house) intervenida por instrumentos reales, junto al DJ Mariano Repetto y el pianista Axel Quincke, dos monstruos con quienes estamos apostando a este formato que es realmente novedoso, siempre con la música de calidad como elemento fundamental. Además, trabajo como productor técnico en eventos sociales con Ale Massey, un DJ y melómano sin comparación, y por sobre todo, un gran amigo de quien aprendí y aprendo todos los días.
—Si tuviera que recomendar una película, un disco y un libro, ¿cuáles serían y por qué?
—Película: Argentina sin atajos, por Nacho Saso. Creo que debería mostrarse en todos los establecimientos educativos del país. El tipo largó todo e invirtió todo lo que tenía en baterías, drones, cámaras y viajó como dos años en carpa y en moto recorriendo y mostrando nuestro país desde las historias de su gente. Ese tipo de proyectos me vuela la cabeza. Más que un disco recomendaría un sello que se llama All Day I Dream, que reúne varios artistas del género deep house melódico. Hay cosas muy lindas ahí. Y Disclosure (el disco Energy), en especial Douha (Mali Mali) & Expressing What Matters. Si tengo que quedarme con uno para irme a una isla me llevo Random Access Memories, de Daft Punk. El Bohemian Rhapsody del siglo XXI. A esta altura, un clásico. Y un libro, voy por la más geek de todas: los manuales de usuario. Ser curioso del hardware y software que usamos, sacarles el jugo a los recursos al máximo.
—¿Qué consejos puede darles a los que quieren hacer esto en el futuro?
—Que busquen su tangente. Que no se queden con “soy locutor”, “soy músico”. Somos seres fractales. En el arte está todo conectado, es un todo. Me permití a mí mismo ir por un camino que no estuviera marcado por “lo que está bien”, sino por lo que sentí. Y el mejor consejo es alimentar el input, formarse. Disfrutar el camino, seguir aprendiendo siempre, y por sobre todo, en un mundo de sobreinformación, la curaduría es clave. Intentar evitar las interferencias, no abrumarse.
—¿Cuál es su filosofía o frase?
—“Si me das cinco horas para bajar un árbol, me paso cuatro horas y media afilando el hacha”. Por más que no parezca muy eco friendly, el principio básico de esto es que ser asertivo no tiene que ser un plus, sino un estándar. Entender, empatizar, vibrar con un proyecto es lo que te hace un recurso valioso. Ser una solución, y siempre con buena onda. Esa te diría que es mi filosofía. “¿Cómo andás? Siempre bien”. Pero por ejemplo, muchas veces insisto en que “me den revancha antes de imprimir”. Que monten con mi voz, pero que me manden el armado, a ver si funciona bien con la banda o la imagen, porque, si se puede mejorar, ¡la mejoro! Muchas veces atiendo el teléfono con la frase ¿Bomberos Voluntarios? Además de arrancar con una carcajada del otro lado, con el tiempo aprendí que esto es un servicio, acompañado de una voz bonita. ¡Apago fuegos!
—¿Qué creator colega de Iberoamérica recomienda a la comunidad Bloomclouds, y por qué?
—Ser locutor te lleva a tratar con casas de audio, productores independientes, directores, clientes, y mil aristas. Colegas hay muchos y muy talentosos. Puedo recomendar a Christian Sopa Maggi (único en el neutro), Mariano Chiesa (ese flaco es un animal, y hace poco hice un seminario interesantísimo, Becoming real, en el interior de Colombia, exclusivamente para locutores, muy recomendable), Hernán Palma (y su voz buena onda e infinitas interpretaciones magistrales), Facu Reyes (único en voces originales, una Victorinox de la locución), David Santana (otro animal en voces originales). ¿Creators? Wally Wallingre (agencia WTF), Emi Alvarenga (productor brillante), Nani Santellán & Santy Vardé de Machete Música, Jero y Manu González Montalvo (visionarios si los hay, que arrancaron con la música y no te extrañe que estén por sacar el nuevo Tesla), Benja Tassara y Ezequiel Sampietro de Barbas de Sal (unos jóvenes productores musicales que están hilando cada vez más fino, laburan a otro nivel) y Sebastián Torrella (productor de toda la cancha que ahora está en la delantera de Draftline; estuvo recientemente detrás de un comercial de Quilmes, ese que todos quisiéramos hacer).
Compartimos algunos de sus trabajos y en Bloomclouds pueden verse el perfil y más contenido de Francisco Paz.
TRABAJOS DE FRANCISCO PAZ